Acudimos a este restaurante para realizar una de las catas de la Penya La Verema. No lo conocía, y eso de la cocina de balcánica me atraía bastante, así que acudí a la cita con buena expectativas.
Restaurante de decoración sencilla, cómodas sillas y mesas bien distribuidas. Es un local pequeño y acogedor que sin tener una atmósfera especial, te invita disfrutar de la comida.
Cocina básicamente mediterráneo, con especial protagronismo de la zona de Los Balcanes. A destacar las preparaciones del tipo hummus, la salsa tzatziki que la bordaron y un tremendo cuscús con cordero que, tras el largo menú, no pode terminar.
Se trata de recetas sencillas, con sabores bien matizados, con un toque exótico. Interesante menú a buen precio.
No vi la carta de vinos, pues llevábamos nosotros el cargamente, pero las copas y el servicio prestado por el personal del local, estuvieron a la altura de las circunstancias.
Volveré otro día para probar más cosas.
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