Gracias al comentario de Kintiman sobre este restaurante unos días antes de salir hacia Asturias a pasar unos días de vacaciones, decidimos probarlo después de visitar el pueblo de Llastres, pueblo de pescadores que nos dejó maravillados (y algo cansados, con esas calles tan empinadas ;-) ).
A lo que íbamos. Reservamos con antelación para evitar problemas de última hora. Decidimos comer dentro porque el día amenazaba agua y no es cuestión de correr riesgos. El comedor es pequeño, acogedor, bonita decoración, aunque precisamente su tamaño impide una buena separación de mesas (sin mayor importancia).
Tras ver la carta, nos decidimos por varios platos a compartir por los tres, nosotros dos y la peque (con ocho años es una delicia ver lo que le gusta probar lo mismo que nosotros, dentro de su justa media).
Para empezar, nos indican de poner aceite en plato preparado para ello para degustarlo. Un aceite de oliva virgen extra de entrada dulce, suave, frutado y con un final algo picante (si al final también me voy a meter en el tema del aceite en profundidad). No recuerdo la marca pero estaba rico.
Nos traen unos aperitivos de la casa que consistían en un salmorejo, un gazpacho de manzana y una vichyssoise, presentados en tres vasitos sobre bandeja de porcelana. Buenos.
Por recomendación de la maitre, tomamos unos langostinos tigre pasados por la plancha. Todo un acierto. Muy ricos. Al terminar con ellos, nos traen unas toallas calientes para las manos. Tuvimos que dejarlas enfriar un poco. Ja, ja, ja, como quemaban.
Después pasamos a probar unos huevos de corral rotos con langostinos, jamón y patatas. Plato sencillo en cuanto a ingredientes pero tenía un sabor y una textura que nos encantó. A veces, lo más sencillo puede ser un gran acierto. Y este plato lo fué.
Luego tomamos pulpo braseado con parmentier, condimentado con sal maldon, pimentón y aceite, si no recuerdo mal. El pulpo presentaba una textura blanda y excelente sabor. Otro gran plato.
Para finalizar, seguimos con un arroz meloso con calamares y virutas de queso Gamoneu, con un arroz en su punto y que también nos dejó encantados.
Todo esto acompañado de un blanco Coto Gomariz 2011, cosa que hizo de buena manera. Buenas copas, presentación del vino, servicio y prueba, con relleno de copas siempre que fué posible (el local estaba a tope y por momentos iban algo desbordados). Botella dispuesta en cubitera con hielo.
En cuanto a los postres, ellas compartieron una degustación de helados consistente en uno de menta, uno de chocolate, uno de vainilla y uno de naranja. En mi caso, opté por una crema caramelizada de vainilla. Los dos buenos y todos los platos con una excelente presentación. Cafés para terminar.
Gracias por la recomendación, lo disfrutamos mucho.
Le tengo echado el ojo a este sitio... a ver si me "invito" a la casa de mis suegros en Asturias y me paso! enhorabuena por el ágape.
Un saludo, Manuel.
No lo dudes ni un minuto. Buenísima opción. Y teniendo "excusa" para ir...
Si yo tuviera mis suegros en Asturias, estarían hasta las narices de mi, de las vistas que haría (a pesar de la distancia) ;-).
jaja, entiendo que los míos ya deben estar un poco fritos, pero son tan majos que apenas se les nota!
Un saludo, Manuel.
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