Interesante

restaurante con una * michelin y buenas críticas de verema.

pequeño y acojedor, con muy pocas mesas, es un bar de antes redecorado con gracia.

hay un sólo camarero pero el servicio es ágil y el ritmo de cocina muy correcto y adecuado.
por cierto el camarero recoge varias veces las migas porque el pan, exquisito y casero, las genera en abundancia debido a lo crujiente que está.

mantelería, cristalería, loza y cubiertos correctos...

el tema del vino muy elaborado y eficiente en la parte de diseño, hay un librito (ofrecen más de una unidad por mesa con lo que se puede consultar individualmente) con una explicación de cada vino...etc etc, pero el servicio es muy simple, "éste quieres éste te traigo" (algo que me ha sucedido en el mismo can roca!), con lo que esa excelencia se pierde....

tienen dos menús, uno más corto y otro más largo (48€/58€) con diversidad de mini-platos.

la relación calidad precio es algo justa pues echas en falta algún plato más...si el usuario no es de comer pan (que por cierto está excelente) puede ser que se perciba un pelin justo.

desconozco la rotación del menú y la explicación de los mismos que genera dos tamaños...

repetiré la visita y es recomendable.

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