En este mar desemboca un río de gente.

Pequeño, luminoso, decorado con buen gusto y sin invertir demasiado en ello. Tonos suaves de magnolia para las paredes, combinado con puertas en madera clara laminada, y mesas y sillería del mismo tono. Con el firme irregular, debido a la antiguedad del edificio. Nombre muy atractivo para el local pero que no es otra cosa que la conjunción de la Cl del Mar con la Cl Avellanas. Acertadísimo, y que practicamente sirve de guía.
Buenas copas y vajilla blanca sencilla, para qué más.
Primera visita a este restaurante de moda, mesa reservada para dos desde la semana anterior. Optamos por el menú de noche (25 €), una degustación mínima para dos personas. Todos los platos a compartir menos el huevo a baja temperatura, el cual lo sirven individual.
Buena la ensalada de atún marinado como comienzo; diversidad de "verdes", acierto total del sésamo que potenciaba el plato en general.
A continuación, crema de foie con frutos secos, servida en vaso y acompañada en el plato por unas tostas de pasas y un helado de fresa, que al combinarlo con el foie se encargaba de neutralizarlo por completo. Cuidado con esas tostas, ya que si se sacan con antelación, los vapores de cocina las pueden blandear.
Tercer entrante, el huevo a baja temperatura, acompañado de una base fina de crema de patata y jamón ibérico. Practicamente un bocado fino de sabor que intentas alargar y en donde empiezas a consumir el pan, el cual, he de comentar que estaba crujiente.
Un poco alargado el tiempo de espera en los entrantes.
El plato de pescado era una corvina de estupendo sabor a la que a mi juicio sobraba el cuscus.
La carne se trataba de la socorrida carrillera de ternera tan habitual en este tipo de restaurantes. Conmigo, vaya por delante, que mientras esté tan tierna y con el sabor de la de anoche, siempre cumplirán.
Al postre le precedía un sorbete de limón de sabor suave y agradable. Más cítrico le hubiera hecho desentonar, luego bien.
El postre en cuestión, una base de mousse de coco con helado de mango y moras (roja y negra) con algún grano de uva tinta. Acertada combinación para el verano pero sin dejar especial huella.
Respecto al vino, un Trilogía que estaba casi a precio de tienda (14 €) y que a mi mujer y a mi tanto nos gusta. Dado a probar y apoyado por una cubitera, ya que andaba justito de temperatura.
Carta de vinos corta a la que si no vas con grandes exigencias te puedes ajustar.
Mientras esperábamos a que nos tomaran nota, un par de cervezas.
No tomamos café.
Tres señoritas para atender la sala. Servico atento. La persona que nos tocó en suerte, joven y profesional, muy metida en el papel.
Muy probable que repita.