Lo mejor sin duda, la comida

La verdad es que tenía ganas de ir a este restaurante después de todos los comentarios anteriores.
El local es moderno y no demasiado grande, con una distancia adecuada entre mesas pero con algun problema por lo reducido del espacio para montar mesas grandes. La nuestra era de 9 y estabamos bastante apretados. La manteleria, cubertería y vajilla correctas
La oferta se basa en una carta reducida y un menú de noche con 3 entradas, pescado, carne, sorbete y postre a 25€ todo para compartir, excepto lógicamente el sorbete.
Excelente materia prima y elaboración en todo el menú, con platos sobresalientes sin combinaciones rocambolescas y acertados puntos de cocción.
Tomamos para empezar una ensalada con atún rojo marinado, a continuación un suquet de gambas con patatas y unos raviolis trufados con huevo a baja temperatura; de pescado corvina con espinacas y humus, y de carne unos tacos de cordero con cous-cous. De postre un sorprendente y adictivo sorbete de limón y un coulan de chocolate con espuma y helado de chocolate. Todo muy bien.
El problema de este menú desde mi punto de vista es el tema de compartir los platos, concepto que se ha puesto muy de moda últimamente y que me convence siempre y cuando los platos no sean difíciles de dividir, y que en nuestro caso no estuvo muy bien resuelto. Nos pusieron durante todo el menú, 2 platos grandes para 7 comensales, es decir, un plato para 4 y otro para 3. Ningún plato era fácil de compartir. El colmo llegó con el huevo a baja temperatura, que también había que compartir, tocando a medio huevo por persona y con la misma ración para el grupo de 3 que para el grupo de 4. Después de comentar este hecho y de no darnos una explicación convincente, nos compensaron en los postres con 4 platos al centro en lugar de 2, algo mucho más lógico.
Respecto al vino, buena carta, aunque no muy extensa, a precios rondando el 1,5X tienda y muy buenas copas. Pedimos un blanco muy ligero y que nos gustó, El grifo 2007 (D.O. LAnzarote) y un Maduresa. Dan el vino a probar y luego lo dejan en la mesa o cubitera si es necesario.
El servicio muy amable y atento durante toda la cena.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Jondayla

    Tuvieron el detalle de "reparar" el fallo. Es un punto a su favor el saber reconcerlo, aunque sea de forma indirecta. Y servir el postre de esa forma es la manera de compensar a un cliente, que de otro modo pudiera haberse sentido molesto.
    Además de su buen hacer en la cocina, un gesto positivo para ellos. Eso demuestra las ganas de satisfacer a la clientela y conseguir que vuelva.
    Sldos.

  2. #3

    Almolo

    en respuesta a Jondayla
    Ver mensaje de Jondayla

    Cierto. Esos detalles con el cliente pueden arreglar el sabor algo agridulce que puede dejarte situaciones como la que nos ocurrió.

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