Solo he estado una vez. Me habían hablado muy bien, y decidí invitar a dos

Solo he estado una vez. Me habían hablado muy bien, y decidí invitar a dos amigos que habían venido a Barcelona. Y quedé fatal. Casi todo aquella noche fue una pena. Había demasiada gente y los camareros no podían con todas las mesas. La vajilla espantosa. Las copas también. La comida mediocre. Vamos, para no volver.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar