Correctillo

He visitado este restaurante un par de veces, no diría que seria un restaurante que visitaría expresamente, pero andábamos por la zona y ya había hambre.
Eran las 20:30h y ya estaba practicamente lleno o reservado, encontramos una mesa de milagro, lo cierto es que gran parte de su clientela es extranjera, pero no podríamos calificar a este restaurante de típico restaurante guiri, es mas gente que está en Barcelona por unos dias y los llevan allí.
Supongo que la elección es mas por el entorno que por la calidad gastronómica, la terraza, practicamente a pie de playa es fantástica, y como la zona es bastante "chic", pues si el invitado no tiene unas expectativas gastronómicas muy altas, quedas bien.

El entorno pierde espectacularidad cuando comes dentro, el local es amplio en dos alturas, espacioso, pero la manteleria, podríamos decir que es inexistente, son mas servilletas que ocupan justo la parte de la mesa donde vas a comer, es moderno, pero claro... la silla demasiado alta para la altura de la mesa, así que la cosa queda un poco incomoda. La vajilla moderna.

La carta no es muy amplia, la de tapas bien, pero los primeros y los segundos un poco justo.

De primeros pedimos:

- Pimientos escalibados con mozzarela. El sabor de los pimientos lejos de ese sabor de pimiento al horno y mas cercano al de conserva (no digo que sean de conserva, no tengo ni idea), la mezcla con la mozzarela bien y si lo mezclabas todo con la cebolla roja que traía, el conjunto ganaba bastante.

- Verduras a la brasa. lo mismo que los pimientos.

De segundos:

- Costillar de cordero con puré de patata. El puré un poco pasmado y el cordero poco intenso en su sabor.

- Entrecot a la brasa. lo sirvieron justo al punto que pedimos, bien y muy tierno, se masticaba muy bien.

El vino, ay! el vino, las copas muy modernas pero poco adecuadas para el vino, estrechas de abajo, anchas de arriba, tallo muy grueso... pedí si las podían cambiar, pero me dijeron que solo tenían esas. La carta poco sugerente, sin añadas y extremadamente cara, el vino servido algo pasado de temperatura, tienen las botellas a temperatura ambiente y claro, la temperatura ambiente de Barcelona en Septiembre...Pedimos un Blau (D.O. Montsant) a 16€ y un Vichy Catalán.

No pedimos postre.

El servicio, muchos camareros, igual te atiende uno como otro, pero correcto.

Total, terraza muy bonita, calidad de la comida justa y el servicio del vino (tinto) para olvidar.

Nota; valoro el entorno interior, que es donde estuvimos, con sus mesas, sillas y demas.

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