Nos llevaron a este local unos amigos de Roses, asegurándonos que era el mejor sitio para comer en el pueblo, que no era un sitio para turistas, que iban los de Roses cuando querían comer bien.
No se si será el mejor, pero lo cierto es que cenamos de miedo.
Se trata de un bar-restaurante, pequeñito, con mucho ambiente y muy buen rollo.
Está especializado en tapas y pescados, cocina de mediterránea de mercado.
Nos encontrábamos en plena temporada de setas, y tenían la barra repleta de éstas, de 6 ó 7 clases.
Cenamos unos ricos entrantes: corazones de alcachofa fritos, calamarcitos de playa, gamba roja de Roses, probamos todas las setas que tenían en la barra. Todo a la plancha, con buen manejo de la misma.
De segundo, nos sacaron un carrito en el que tenían pescados frescos del día, y yo elegí un gallo San Pedro, también plancha, simplemente extraordinario. Como no sea en el propio barco, creo que es imposible degustar un gallo San Pedro tan fresco.
Copas de vino decentes, y carta discretita pero con alguna buena referencia de la zona, como Espelt, tanto tinto como blanco, que fue nuestra elección. Ambos acompañaron bien la cena.
Servicio muy cordial, simpático. Tanto los que están en la barra como los que sirven las mesas fueron encantadores.
Estoy esperando el "comentario pormenorizado del gordo".
Ahoritita!
Me faltan las fotos y un poco de tiempo...
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