Sin engaños

Llevo años visitando Casa Anita 4 ó 5 veces al año al tener residencia en el cercano Port de Llançà. En esta ocasión la visita estaba motivada por acompañar unos amigos que habían visto el Joc de Cartes de finales de verano. Y Casa Anita no engaña. Entrantes sencillos como las anchoas, la escalivada o los espárragos con huevo frito y sala romesco. Unas gambas siempre frescas de tamaño mediano. Un pescado perfectamente cocinado a la plancha acompañado de unas ricas patatas fritas. Y unos buenísimos postres que prepara María. Carta cantada, mesas compartidas ahora con restricciones de aforo justificadas, Juanito controlando el restaurante, genio y figura. Vino de la bodega familiar o referencias habitualmente no catalanas. 

Casa Anita no engaña. Sabemos lo que ofrecen y por esto somos muchos los entusiastas que la visitamos con cierta frecuencia. Y a quién no le guste tiene variedad de opciones en Cadaqués.

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