En una calle peatonal muy cerquita del Ayuntamiento, encontramos este bar-restaurante, este gastrobar, como ellos se definen con acierto.
El local es sencillo, colorido y desenfadado con el contrapunto de las vigas de madera del techo, y está decorado con exposiciones temporales de cuadros.
La iluminación de noche es insuficiente, no logrando crear una atmósfera cálida, y se echa de menos también un poquito de música de fondo. Ambos temas nos comentan que están en vías de solución.
El La Llanterna se esfuerzan día a día por ofrecer una cocina de mercado que se plasme en un menú diferente, con toque, con gusto, con imaginación… por 10,50€. Y lo consiguen.
Nosotros fuimos a cenar un viernes y les dijimos que nos sacaran lo que ellos estimaran, que éramos buenos comedores y abiertos a todo culinariamente hablando.
Y nos deleitaron con:
• Pimientos del piquillo rellenos de humus con semillas de amapola. Muy logrado este plato: el humus de garbanzos con un sutil toque de comino y un delicioso fondo de aceto balsámico caramelizado.
• Ensalada de frutas y champiñones con vinagreta de chocolate. Lechugas varias, plátano y la emulsión de chocolate. Muy interesante.
• Carpaccio de salmón con dados de tomate. Fresco y ligero.
• Dos tartaletas: Tarta tatin de arrope de tomate gratinada con queso de cabra y Tartaleta rellena de cebolla caramelizada gratinada con queso de cabra. Parecen similares pero nada que ver. En una destacaba el arrope de tomate y en la otra la cebolla caramelizada.
• Torta alemana de atún, huevo duro, lechugas, mahonesa y aceitunas. Original.
• Terrina tibia de pescado blanco y champiñón. Un buen pastel de pescado.
• Muslo de pavo en pepitoria con patatas a lo pobre. El plato de la noche. No se si estaba mejor el pavo, las patatas o la pepitoria. ¡Qué sabroso!
• Postres: Tarta de queso y Budin de Chocolate. Correctas ambas.
De vinos están algo flojitos, carta cortita pero tenían cositas atractivas. Tomamos una copa de Tendencias (coupage de moscatel y verdil de D. Belda), otra de Cañada Mazán (varietal de tardana de Bodegas Torroja) y como decidimos continuar con el blanco, nos ofrecieron, fuera de carta, una botelleta de un vinito siciliano que, éste sí, estaba muy rico: Cuti, de la variedad catarratto. Todos ellos servidos en un coperío mejorable.
Están ahí. Ella, una inquieta y inspirada cocinera y él, llevando la sala y la terraza con mucha ilusión. Este joven matrimonio que regenta La Llantera tiene futuro, tienen que dar ese pasito que los lleve a otras cotas. Lo que hacen hasta ahora lo hacen bien, pero se les queda ya pequeña esta división. Tienen equipo para subir de categoría.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.