Volvimos a repetir la celebración de navidad en este local.
Misma mesa y más o menos mismas sensaciones que el año anterior.
Lo que menos me gusta es el trato a las bebidas… vino en mesa Hoya de Cadenas cabernet sauvignon, pedimos alguna cerveza y solo tienen la opción de Amstel de Barril, y traen jarras (no me gusta), refrescos de lata y ante una petición de un martín blanco, contestan que como mucho rojo… pues eso.
Mesa para quince y como entrantes…
- Habitas con blaquet y choricito, muy rico.
- Alcachofas con huevos que rompimos nosotros, también muy rico y para no parar de mojar pan.
- Canelón de una especie de ensalada de cangrejo, muy frío el mío y la pasta bastante durilla.
Como principales, arroz a banda y negro otra vez emplatados juntos, casi ni los probé. La verdad que con los entrantes ya tenía de sobra.
Postre individual esta vez… coulant de chocolate sobre cremoso helado de de natillas, bastante bien.
Café y copa de Pago de Tharssys creo recordar.
Me gustaron más los entrantes que la vez anterior y arroz sobró para parar un carro. Creo que alguien se llevó hasta tuppers… Ay caramba!!!

Restaurante ubicado en un marco incomparable, muy bonito el lugar, dos ambientes, comimos en la parte de arriba, celebración y menú concertado, decoración autóctona de la zona, amplio, cómodo muy buena separación etre mesas.
La experiencia no fue nada mal si la comparo con la primera vez que fui, comí a la carta experiencia nefasta, supongo que enfocado para banquetes el funcionamiento es mejor.
Servicio mas que aceptable, eficaz y atento, comimos unos platos al centro; ensalada valenciana, embutido con salteado de habitas y revuelto de chipirones, luego degustación de arroces, arroz del senyoret y arroz se secreto y setas, no Esteban mal, se podían mejorar, vino no recuerdo cual tomamos, paso sin pena y gloria.
Buen lugar para celebrar algún evento, nada más.

Ayer estuvimos celebrando la comida de Navidad de la empresa, sí amigos, la Navidad ya ha empezado y no solo en ECI… Nos acercamos a esta Masía restaurada situado junto al Club de Golf de Paiporta. Preciosa ubicación y muy bonito local.
Mesa para unas quince personas, correctamente vestida.
Para beber… aguas, refrescos, cervezas y Campo Viejo 2010 (creo). El servicio del vino se limita a dejar la botella ya abierta en la mesa. Y los refrescos los traen ya servidos, no me parece bien, sobre todo cuando algún vaso tiene más cantidad que otro.
Menú concertado que consistió en…
 Tomate valenciano con ventrisca de atún. Bueno.
 Cebolla pochada, gambitas y sobrasada. Curioso y muy rico.
 Chipironcitos con habitas y huevo frito. Bueno.
 Mejillones. De tamaño extra y sabrosos.
Pan muy rico. Cambio de platos y cubiertos.
Como principales, tres tipos de arroz… arroz a banda, otro con ajitos tierno y verduritas y el tercero de carranc, este era rojo, pero más rojo que la tonalidad que el cangrejo le puede dar. No estaban malos, pero aquí hubo algo que se ya he observado en varios locales y que no me gusta. Al ser mesas grandes y pedir varios tipos de arroces, sirven, en este caso los tres en el mismo plato, sin ninguna separación.
El postre que indica el compañero Passione… bandeja con helados, naranja, piña, calabaza asada, etc. Como soy un padre comprometido, me marché a recoger a las niñas en este momento y no tomé ni café, ni copa, ni puro…
Servicio atento y profesional, los entrantes estuvieron ricos y bien servidos, no tanto los arroces. No puedo hablar de la carta de vinos, sí que el servicio no es lo que debería, desconozco si es por ser una mesa amplia. Tampoco conozco la RCP, ya que fui invitado.

A este restaurante hemos ido varias veces desde que abrió, enclavado en una masía restaurada junto a un minigolf, donde los niños pueden correr y jugar en un miniparque y una agradable terraza para tomar un aperitivo. Las primeras veces el arroz estaba bueno, bien cocinado y sabroso, ayudado por el uso de arroz bomba de calidad. Los entrantes bastante bien presentados y ricos con productos de la tierra. Esta última vez que hemos estado, los calamares eran dignos de un bar atestado en plenas Fallas y el arroz a banda podría haber servido de perdigones para cualquier cacería de patos de la Albufera. Un mal día lo puede tener cualquiera, pero ya veníamos observando el declive. La carta de vinos -por llamarla de algún modo- termina de aniquilar la poca excelencia del servicio, escasa y ramplona. El postre se puede mejorar, combinando fruta de temporada y helado se pueden hacer mejores cosas. La relación calidad-precio justita.
Les daremos más oportunidades por el entorno y la proximidad, pero esper que mejoren o retomen la buena línea.

Precioso restaurante ubicado en una masía restaurada cerca de Catarroja dentro de un complejo que incluye un campo de golf. Decoración funcional. Mesas amplias y cómodas. Servicio atento y muy dispuesto. Cocina de mercado en la que las tapas tradicionales de la huerta valenciana y sobre todo los arroces juegan un papel básico. Dado que el montaje del vino lo llevamos nosotros no valoraré el servicio del vino.

La Masía de las Estrellas se encuentra en un bonito enclave, dentro del complejo del club de golf de Catarroja. Masía preciosa y de restauración exquisita en la que uno se siente cómodo y bien atendido.

La masía en sí merece la pena simplemente por el gusto que se ha tenido en la reforma, manteniendo un toque rústico pero aportando elegancia. El comedor se divide en dos zonas diáfanas, una en cada piso de la gran casa.

Comimos en la parte superior, donde se disfruta de la vista de las vigas de madera restauradas. Al ser una mesa numerosa nos apartaron del resto de mesas y estuvimos muy tranquilos, a pesar del lleno total de los dos comedores.

Cocina de mercado, sencilla pero bien hecha, en la que destacan los arroces. Tomamos una ensalada de tomate valenciano con táperes (alcaparras) y atún bastante rica, con ese vinagre dando acidez al conjunto. Una gambas con cebolla y sobrasada, sí sí, sobrasada, una mezcla que puede sonar extraña pero que de un resultado muy rico. Imagino que sería una sobrasada tipo marina, muy suave que no desentonaba con el conjunto del plato. Unos chipirones en su tinta con huevo, correctos.

Por último, dos arroces, uno de mar y uno de carne que estaban realmente buenos. Arroz de boletus con calamar y gambas el primero y arroz con magro tocino y verduras el segundo. Muy buenos ambos, destacables en sabor y, muy importante, punto de cocción de arroz, entero, como a mí me gusta.

El servicio del vino fue muy bueno. Llevamos nosotros varias botellas que nos apetecía compartir y tuvimos un camarero, siempre dispuesto y atento, para servir el vino, abrir botellas, rellenar cubiteras... En este sentido el trato fue inmejorable, aunque no vimos la carta de vinos. Copas correctas, de buena geometría y no excesivo peso.

Una muy buena opción para ir con amigos a comer un buen arroz y con un precio razonable. Especial mención para un servicio educado, atento y muy profesional.

El sitio es muy bonito, una enorme masia muy bien decorada y un campo de golf, aire libre y lugar perfecto para ir un domingo en familia y donde los niños pueden andar a sus anchas. Hasta aquí todo perfecto. La comida, simplemente correcta:
Calamares rebozados (tipo "Pescanova"), pulpo a la gallega y jamón ibérico. Voy a rebobinar. Empezamos mal cuando nos ubican en el comedor de la planta baja donde hay montadas unas 8 mesas largas totalmente pegadas las unas a las otras, es domingo y tienen varias comuniones y bautizos, en la plata baja, en el piso de arriba (la sala mas bonita de todas)y en la terraza. Primer error o mas bien falta de profesionalidad, querer abarcar mas de lo que se puede. En fin, nos enlatan en dicha mesa y se acerca el "Maitre", y nos dice tal cual, ¿qué quieren comer, arroz, carne o pescado?, yo me quedo un poco atónita y pregunto si nos puede traer unas cartas, y el como si fuera la pregunta mas rara del mundo nos dice que solo tiene una carta. A mi me da mala espina y mas adelante se confirman mis sospechas, intentan que comamos lo que ellos quieren, mas bien lo consiguen, porque solamente tienen una carne, un solo pescado y se justifican diciendo que ellos son mas bien Arroceros, está bien, mis acompañantes piden carne/ pescado, pero mi pareja y yo queremos un arroz de boletus y gambas que elegimos entre mas de 15 arroces que tienen en la carta, una vez mas la camarera (porque se me ha olvidado comentar que el "maitre" ya ni se acercó a nuestra mesa) nos intenta convencer de que pidamos paella valenciana porque ya la tienen hecha y claro el arroz que hemos pedido va a salir después de todos los platos.
Bueno, resumo, con los vinos idem de lo mismo, solo tienen 4 referencias y nos vuelven a intentar meter el vino de la casa, decimos que no, pedimos el Hoya de Cadenas y El Miracle (los mejores de la carta, haceros una idea), y no tienen uno de ellos, al final bebemos el de la casa.

Precio por persona 36 Euros.
A mi esto me indigna. Y de verdad que me gustaría que con esta crítica tomen nota los señores empresarios que quieren hacerse ricos deprisa deprisa. Que sean un poquito mas profesionales, porque al final parecía que estuviesemos comiendo en la tasca del tio pepe, y ojo con todos mis respetos a las tascas que a mi me encantan, pero si quiero tasca, busco tasca, y si quiero restaurante, busco restaurante.
¡He dicho!

De los tres restaurantes que gestiona el grupo Hispania Gastronomía, el de Masía de las Estrellas es el que sitúa en un entorno más bonito. Junto al campo de golf del mismo nombre, el restaurante se localiza en una antigua Masía restaurada, en dos alturas, con techos altos y vigas de madera, bien decorada. La oferta gastronómica que ofrece está ligada a menús de diferentes precios (entre los 15 y 45 euros) donde destacan los entrantes, básicamente con productos de temporada, y, por supuesto, los arroces, en los que muestran su mejor saber hacer y especialidad.

Ayer íbamos dos familias, ocho personas, y comimos algunos platos al centro (clóchinas, pulpo a feira sobre lecho de patata, alcachofas estofadas, revuelto de calamares en su tinta y verduras de temporada, croquetas), un arroz de calamarcitos, rape y setas y, de postre, unas bandejas de fruta natural y helados caseros muy ricos (sobre todo el de naranja).

No tuve oportunidad de ver la carta de vinos, ya que nos sirvieron un Constantia crianza 2006 dentro del menú, pero las copas eran bastante decentes y la temperatura de servicio correcta.

Una buena opción para ir a comer en familia de forma distendida o en reuniones de empresa, pero hay que reservar con tiempo, sobre todo si se pretende ir en fin de semana.