El primer día que pasé por delante de él me llamó mucho la atención, ya que cuando entras te encuentras con una recreación de una parada de pesacado de un mercado, en la cual eliges el pescado o marisco que quieres para comer, lo pesan, en una pantalla se visualiza el precio y lo retiran para prepararlo de acuerdo con lo que pides. Mientras tanto te ofrecen una copa de cava y bajas a la sala del restaurante que es como un sótano con unos ventanucos que dan a la calle. Todo bastante original y curioso.

Hemos ido unas cuatro veces y nunca me han decepcionado.

En este última ocasión pedimos los siguentes platos:
Chipirones; Muy buenos y bastante limpios.
Mejillones de roca, Buenos y no muy grandes, como tienen que ser.
Berberechos de Galicia (o al menos eso dicen); Buenos pero los he probado mejores.

Como platos principales pedimos:
Rape espatarrado; Con una especie de muselina de ajo gratinada, y nos pusieron dos colitas de rape, muy jugosas, hecho todo ello al hormo, acompañado de pétalos de flores (aprovechando que todavía está permitido); realmente Muy bueno.
Huevo frito con chanquete; Buenos, el huevo frito lo ponen encima de los chanquetes y te lo acabas comiendo todo junto.

Para beber pedimos un Tomas Cusine Auzells, con un servicio de vino muy bueno. La carta de vinos, sin ser una exageración, está bastante bien, aunque encuentro a faltar un vino de cada tipo que sean realmente interesantes.

En general el servicio es my agradable y atento.

Como ya he dicho no era la primera vez, ni será la última.