El placer del producto

En Ses Salines, en el sur de Mallorca se encuentra situada esta pintoresca bodega mallorquina. De aspecto entre taberna de pueblo y trampa para turistas no es el lugar al que seguramente nos hubiésemos dirigido si esta no figurase con un sol en la guía Repsol.
Ubicada en el centro del pueblo, posee una pequeña terraza exterior y dos pequeñas salas decoradas en estilo rústico de madera con todas las paredes llenas de fotos de amigos y de famosos que han frecuentado o frecuentan el restaurante (Felipe y Leticia, Nadal, Miguel Bosé, ... etc) Las mesas están desnudas con manteles individuales de papel, no muy separadas las unas de las otras.

El propietario es Manuel Barahona, un personaje típico estilo Marcel Pagnol (escritor francés costumbrista de la cultura provenzal) El Chef es su hijo Juan Barahona y la Directora de sala es su hija Apolonia Barahona. La Bodega existe desde 1945.

Fuimos al mediodia con la idea de comer calamares de potera que es el plato estrella de la casa y una caldereta de Bogavante o un "arros de Notari" (Arroz de notario), pero nos tuvimos que conformar con los calamares porque tanto la caldereta como el arroz debían reservarse con 24 h de antelación.

Para empezar, y esperar el primer plato tomamos media ración de mejillones de roca de Menorca (8 o 10 piezas), llenos, carnosos y muy sabrosos.

De primero compartimos un calamar de potera, pescado entre la Colonia de Sant Jordi y la isla de Cabrera, preparado con maestría delante nuestro por Apolonia. El cefalópodo primeramente se pone a cocer, sin limpiar, en la plancha, después delante del cliente se abre, se limpia, se separan las huevas y la bolsa de tinta, se trocea pequeño y se mezcla con la tinta y las huevas. A continuación se calienta de nuevo añadiéndole sal de cocó ( flor de sal elaborada por ellos) y aceite de oliva virgen de Soller. El resultado es una verdadera maravilla, y para la salsa no hay suficiente pan.

Seguimos con una lubina de 1,065 Kg cocinada a la sal en un horno de leña, pescada en Cabrera. Perfectamente presentada limpia de espinas, acompañada de una guarnición de ensalada, pimientos, calabacin a la romana y ensaladilla rusa. De-li-ci-o-sa , una de las mejores lubinas que hemos comido.

Regamos la comida con una botella de Quibia 2011 de Anima Negra (premsal y callet) seco y refrescante y una botella de agua de 1/2 l(no tienen botellas de 1l) y la acompañamos con pan moreno y alioli.

Terminamos con dos cafés solos, ofrecidos por la casa. El servicio es muy amable y Apolonia es el espíritu de la sala.
Precio por persona 58,10 €, RCP un poco caro pero ya se sabe que el pescado y el marisco fresco de calidad tiene un precio.

En conclusión, quedamos tan satisfechos que decidimos reservar para ir a cenar al día siguiente para probar el "arros de notari".

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