Restaurante asador de toda la vida. La última vez que estuvimos fue hace unos 14 años y nada ha cambiado. Frecuentado por lugareños y turistas. Varias salas, afortunadamente alguna para NO fumadores. Entorno que a alguno le puede parecer hasta sobrecargado con tanta madera, pero que a mi no me molesta. Mesas demasiado juntas.
Servicio amable, pero nos dio la sensación de cierta apatía. Camareros ya veteranos pero con errores de bulto: Llevar los segundos cuando no habíamos terminado los entrantes y dejarlos en una mesa cercana me pareció un detalle pésimo.
Carta clásica basada en productos locales, incluidas alubias de Ibeas, olla podrida, morcilla de Burgos y lechazo.
Cena para 3 pax:
Entrantes a compartir:
1 de morcilla de Burgos (lo sublime con lo más simple)
1 de alubias rojas de Ibeas (tiernas y gustosas)
Segundos:
Un cuarto de lechazo (correcto asado, aunque no es para echar cohetes)
Un pichón estofado (aquí si que se notaron unas buenas manos: perfecto)
Postres:
Una cesta de frutas variadas (muy rica)
Tarta de hojaldre rellena de crema (su afamado postre, que no llegó a convencerme del todo debido, a mi gusto, a lo espeso de su crema)
Vino:
Carta decepcionante. Un restaurante así se merece un poco más de mimo en este apartado. Muchos Riberas pero la mayoría clasicones, sin integrar vinos de corte más moderno (eso si, conté unas 25 referencias a Vega Sicilia). También bastantes Riojas comerciales (excepto Roda) y apenas referencias de las demás denominaciones. Precios x1.5. Pedimos Carmelo Rodero Cr. 2006 (22.50€ + IVA) perfecto de temperatura pero en copas mediocres. Servicio reducido al descorche y poco más.
Pusieron unas tejas como detalle al final de la cena.
Precio total: 136.91€ (inc. IVA, 3x1.45 de pan y servicio, 1 botella de agua de 1l a 3.80€ !!! y un refresco)