Alentadas por su afamado lechazo de Burgos, elegimos este restaurante para nuestro primer día en Burgos.
Situado en el centro histórico, se trata de un local con decoración totalmente castellana que, sin embargo, en lugar de conseguir hacerlo acogedor, y siendo demasiado recargada, le incorpora un aire rancio y trasnochado al ambiente. Esto, unido al servicio apresurado, atropellado, con unas prisas más propias de un bar de carretera (llegando a vestir una de las mesas con los comensales ya sentados), nos creó una sensación de ligera incomodidad.
Encaminadas a nuestro fin, el cordero, teníamos hambre, por lo que antes paramos en dos platos tradicionales de la gastronomía burgalesa:
- Alubias rojas de Ibeas con chorizo, morcilla y tocino: muy buenas pero un poco sosas
- Sopa castellana: gran presentación y gran gusto.
Y llegamos a lo anhelado:
- Cuarto lechazo asado al horno de leña y patatas: lechazo correcto (sin pena ni gloria, ni de lejos el mejor que hayamos probado). Como guarnición, eliges (¡y pagas a parte!, 2,70 €, en el caso de las patatas) entre ensalada o patatas. Para colmo, las patatas, malísimas, estaban duras.
Sin ser aficionadas al postre, teníamos que probar el clásico de Casa Ojeda:
- Hojaldre de crema: el hojaldre estaba muy bien hecho y, lejos de empalagar, nos dejó buena sensación.
Con 2 cervezas, botella de vino (Valtravieso) y 1 café: 114 € (incluye 2,90 € que pagas por los dos cubiertos)
Hojaldre de crema
Alubias rojas de Ibeas con chorizo, morcilla y tocino
Sopa castellana
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