comer de verdad

Tito es u, n personaje peculiar, luchador, pero poco conocido aún en este mundo de la restauración. Si te dejas, comerás lo que el quiera, pero como siempre "quiere bien", no puedes salir defraudado. La base del negocio es la materia prima, y son sublimes los modestos cachelos que complementan al delicioso pulpo gallego, o al copioso cocido también de aquella tierra, en épocas más frias (cocidazo en su punto). Después del rey pulpo (no lo conozco igual, esta perfectamente cocido y su tamaño suele se sorprendente), las inevitables zamburiñas, con su tinta, su carne de buey de mar, su brandy, y la mano de la cocinera. Extraordinarias. Si te atreves a encargar ostras, de las de arcade he probado del tamaño de girasoles y frescas, fresquísimas. Los percebes, cuando le entran de pezuña roja los define Tito como "aquellos que come el Rey solo por navidad". Sobervios. El marisco en general, grande, fresco y bueno (no me gustan las vieriras, debería cambiar la forma de cocinarlas, pues el bicho esta bastante bien). Sin embargo la salsa con que prepara las enormes almejas es sobresaliente. Los jamones ibéricos ricos. Y el lacón, dulce, también. Y llegados a los platos fuertes, a los que llegas bastante satisfecho ya, pescados con preparación sencilla y de aires gallegos de buenos hornos. He estado días en que habían piezas especiales de lubina o besugo para compartir entre unos cuantos, y otros en los que habían merluzas y emperadores muy frescos por raciones. Siempre en su punto. Las carnes magníficas, pero a veces se le quedan cortos los chuletones, "el hueso da poco", y queda pobre el manjar. Y la cuchara: benditos caldos y magnífico y copioso cocido gallego gallego gallego.
Postres, he visto algunos helados y tartas, pero nunca he podido llegar por lo satisfecho que siempre he llegado a ese momento.
Bodega pequeñita, pero introduciendo poco a poco cosas interesantes. Y el servicio de vino correcto.
El precio es muy relativo. Si has encargado percebes enormes y los consigue, el precio será acorde con ello. Lo mismo pasará si te consigue ostras de arcade o cualquier capricho que le pidas. En este campo las cosas valen lo que cuestan y estas cuestan caras. Pero si te mantienes dentro de los manjares habituales, pulpo, almejas, zamburiñas y pescado o carne con mesura (exígela tú que Tito es de natural abundantón, el resultado es muy aceptable y sales muy satisfecho.

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