Restaurante Sant Pau Tokyo en Tokyo
Restaurante Sant Pau Tokyo
País:
Japón
Localidad:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
80,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
80 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.0
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.0
Opiniones de Sant Pau Tokyo
OPINIONES
1

Que la comida japonesa es una de las más refinadas, variadas y sorprendentes del mundo no hay que descubrirlo a estas alturas. Y que a los japoneses les encanta comer, tampoco. Quizás por eso Carme Ruscalleda escogió Tokyo para abrir otro "Sant Pau", y la jugada le ha salido perfecta.
Como mi estancia en Japón era larga, no tenía prisa por probar toda la comida autóctona y podía permitirme un paréntesis en el que volver a sabores más familiares. Sabía de la existencia del restaurante, y después de dar un par de vueltas, conseguí llegar. El local, que puede ser un pelín complicado de encontrar si no se lleva un mapa –como muchas cosas en Japón- ya avisa desde fuera de sus intenciones: fachada limpia, cocina a la vista, Relais & Chateaux. Fuera, decenas de oficinistas impecablemente trajeados comiendo sus “bento” (cajas de comida preparada) y sándwiches, y yo, vestido de turista, entrando a un local de lujo. Me recibió Rie Yasui, la jefa de sala, increíblemente atenta y muy simpática, que habla un castellano de libro y un catalán extraordinariamente fluido. La disposición de las mesas, correctas, bien espaciadas, con grandes ventanales que dan al pequeño parque.
Los menús oscilan desde los 5500 yenes del de trabajo (ahora, unos 50 euros) hasta los 22000 (unos 200); yo opté por el de 8000. Si no me equivoco, tanto los petits fours iniciales como los dulces son calcados a los del Sant Pau original; a la altura de un restaurante como éste, eran delicados y diferentes. Un 10. Igual que el aceite de oliva de Siurana, de sabor idéntico al que uso en casa y cuya procedencia reonocí, sorprendido, al instante. Para beber, pedí un Olvena, que desconocía pero me sorprendió gratamente. Era el primer vino tinto que probaba después de un mes en Japón, y el reencuentro fue de lo más gratificante.
De los platos, siento decir que después de casi 3 meses algunos se difuminan en mi memoria. Recuerdo un pescado japonés que intentaba imitar a la merluza (explicación incluída), de textura perfecta. Recuerdo el cerdo, de sabor fantástico y guarnición memorable. El postre, refrescante aunque un listón por debajo, pero como ya he dicho, los petits fours finales pusieron el final perfecto, acompañándolo del mejor café que he tomado desde Can Roca (toda una proeza en Japón, país en el que es casi imposible tomar un café medianamente decente) una copa de Bowmore y una agradable charla con Rie.
En definitiva, sé que quizás a muchos sorprenda el irse a Japón y probar un restaurante gemelo de uno que tenemos mucho más cerca, pero creo que no importa el lugar ni el momento si uno va a salir tan satisfecho de un local, ¿no creeis? Y si encima lo acompañamos de un servicio impecable, no se puede pedir más. Bueno, que suba el euro para que sea más barato, ¡eso sí!

Precio sin vino y licor.

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