Hamburguesas versus menú

Con la idea de comer una hamburguesa diseñada en sus componentes, entramos a un local casi vacío (es pronto) y ya descrito y nos sentamos con una idea preconcebida.

Empezamos viendo la carta y el menú del día y acabamos sucumbiendo. Servicio de ambiente informal, cercano, amable, sin cambio de cubiertos, sin mantel pero divertido. la decoración no engaña y el ajuste de precio y tipo de clientes que acabaron llenando completamente el local, que no es pequeño, es lo que espera. El personal se multiplicaba por atender tanta gente, aunque con mucha dispersión.

De entrantes había ensalada de hojas de roble, pollo, piña, huevo y zanahoria que descartamos y nos quedamos ambos con los sauqitos de verduras salteadas con salsa de soja. Esta vez los sauiqtos les sobró un poco de horno saliendo con alguna quemadura incluso en los ajos tiernos que hacían labor de acompañantes.

Difícil elección de plato principal entre fideua de rape, gambitas y habas o bien arroz meloso de pato con setas silvestres, pero ninguno, optamos por arroz (necesario 2 pax) meloso de cigalas y pulpitos con ajos tiernos en buena ración, bien de punto de arroz con su cigala de buen tamaño.

Tambien hay postre: panna cotta (como se nota origen italiano) con frutos rojos (más bien negros) en buena ración y sabor.

Para beber un Kientz Gewüztraminer 2010 que valía (15€) más que cada menú, pero mereció la pena. Primer servicio y luego en cubitera para autoservicio que dada la demanda de atención de las numerosas mesas no daban otra posibilidad.
No hubo café ni pudimos con la grappa ofrecida.

Un local informal, de precio ajustado y con varias posibilidades para volver a comer de diferente forma.