Altísima calidad, genio y figura

Pequeño bar en una bocacalle de Marqués de Campo, con apenas 5 mesas (y otras pocas más en el piso de arriba para cenas)pero reservadas con semanas de antelación, la única opción es, ir pronto y comer en la barra, de ese modo además disfrutarás de la conversación y el humor ácido y socarrón de Ximo, el propietario. Ël sólo lidia con el servicio de todo el bar, junto a un par de personas en cocina. Los platos en orden aleatorio se suceden uno tras otro mientras haya hambre, pero aquí no hay ni carta ni precios, Ximo ejerce una férrea dictadura gastronómica y elige el orden de lo que va sirviendo, por supuesto si te apetece algo concreto lo pides sin problemas. Se trata de marisco y pescado fresquísimo que el propietario se encarga de comprar dos veces diarias (para comida y cena):gamba de Dénia cocida, cigalas, tellinas, gallos, boquerones, pescadillitas, palayas, calamar... todo de primerísima calidad en un marco insólito, una barra llena de gente esperando el siguiente plato sin saber cuál sería, pero sabiendo que staría buenísimo. Elegimos, pescadito frito, cómo estaban los boquerones, palayas y pescadillas, un calamar cortado insuperable, la gamba cocida exquisita, unas clóchinas con un aliño de perejil espectaculares y unas enormes tellinas, que con 6 cañas hicieron un total de 50€. El resto de comensales bebían el vino,supongo de la casa, un Sanz de Rueda que servía en cubitera, en pequeños vasos tipo corto, o zurito. Imborrable reuerdo

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