Buen detalle lo de los digestivos. Es algo que ponen a todos los clientes.
Espero que la siguiente vivencia sea más positiva.
Recibe un saludo
Javi
Una comida con vistas
SERVICIO DEL VINO:
4
5.5
COMIDA:
7
ENTORNO:
5
CALIDAD-PRECIO:
7
Situado en un lugar espectacular, prácticamente en la cima del puerto de Guadarrama, uno se encuentra nada más llegar con dos vistas deliciosas: La de la vertiente madrileña de la sierra y la de la cámara refrigerada que tienen a la entrada con diversos cortes de carne. Estas dos son para mí las señas de identidad de este local: Su comedor acristalado con magníficas vistas y la carne.
Mientras esperábamos al resto de comensales tomamos una caña en el bar, bien acompañada por un platillo de patatas guisadas con chorizo y pimiento. Afortunadamente habíamos reservado, porque en un día tan bueno como el de ayer el lugar estaba atestado de gente.
Nos condujeron a una mesa en el centro del comedor, un poco peculiar porque se encontraba ubicada en un lugar en el que había una ligera pendiente, que tampoco entorpecía ni incomodaba para comer, pero es la primera vez que veo algo así. El abundante personal de servicio nos trajo de aperitivo las aceitunas que ya se han comentado en otras opiniones, y con la misma diligencia nos entregaron las cartas y nos cantaron un par de platos fuera de carta. Como entrante compartimos lo siguiente:
+ Croquetas de jamón: Uno de los platos fuera de carta. Bien sin más.
+ Cecina de buey: Excelente, en su punto en todos los aspectos.
+ Mollejas: Perfectas, sabor y textura ideal.
En cuanto a los segundos, decidimos coordinarnos para probar varias especialidades. Señalar que las pedimos todas al punto, pero vinieron para mi gusto más pasadas de lo deseable, así que recomiendo pedir la carne poco hecha para no llevarse sorpresas. Esto fue lo que elegimos:
+ Chuletón de buey: Presentado entero y con guarnición de patatas fritas. El que más me gustó, mucho sabor. Menos hecho habría sido excelente.
+ Chuletón de Ávila: Misma presentación, misma pega. Sabor más suave, pero me gustaría probarla más al punto.
+ Churrasco: Muy buen sabor también y afortunadamente más en su punto.
A partir de aquí el servicio, que hasta entonces había sido muy rápido y diligente, se volvió atropellado y un poco descuidado. Inmediatamente después de retirar los platos nos llegaron unas frascas de licor de hierbas y crema de orujo cortesía de la casa, y de paso nos tomaron nota del postre y del café. Llegó todo a la vez, a pesar de que les habíamos indicado que el café lo íbamos a tomar en la terraza que tienen fuera sin que nos pusieran pegas al respecto. El caso es que cuando llegó el camarero con la bandeja de los cafés y se lo recordamos en un principio no puso pegas y se los llevó, pero volvió con ellos al minuto diciendo que si lo queríamos fuera había que pedirlos en el bar cuando fuéramos a salir, así que al final nos quedamos con ellos. En cuanto a los postres, destacaría el milhojas de nata y crema sobre un denso púding y un ralo arroz con leche.
A la hora de cobrar se olvidaron de nosotros durante media hora larga, a pesar de insistirle al camarero varias veces en que nos trayeran la cuenta.
En cuanto al vino, la carta como se ha reseñado en otras crónicas es correcta en cuanto a extensión y variedad, y los precios son aceptables para lo que se estila en restaurante. Elegimos Pétalos del Bierzo 2013 (24€), bien como siempre. Señalar que la primera botella nos llegó a temperatura adecuada, pero la segunda daba la impresión de que no llevaba mucho tiempo refrigerada, por lo que estaba al límite de lo aceptable para el consumo. Copas correctas y servicio que se limitó a descorcharla.
En resumen: Me gustaría volver y probar las carnes menos pasadas. Hay detalles mejorables, pero en general la experiencia ha sido positiva.
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Las carnes del expositor a la entrada
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