In crescendo!

Segunda visita al que ya es nuestro restaurante favorito, por tanto, no me reiteraré comentando lo mucho que nos gusta su decoración, sus copas su vajilla y su ambiente.
Volvimos a tomar el menú degustación y dejamos que Joaquin nos recomendara los vinos. Tras unas cervezas artesanales Gram de Ontinyent, empezamos con Barzen Riesling Spatlese Feinherb 2011, un riesling del mosela. Adictivo sería su definición, un vino totalmente equilibrado, sedoso con un leve dulzor que no empalaga sigo que acompaña y anima a beber más gracias a ese contrapunto de acidez que tiene. Los platos, majestuosos: tras un gofre con remolacha de aperitivo, un fantástico flan de foei con mona. Ya su presentación a lo "creme broulè" junto con el riesling, divertidamente hacía parecer que habíamos empezado por el final de la comida...pero era tan sólo el comienzo. Pasamos a una vieira con bullit de verduras. Que suave la vieira, que suave el culis, que pena meter la cuchara en un plato así y estropear su presentación...pero que gran plato. Entonces decidimos atacar al tinto, y el elegido fue un Coca i Fitò negre del 2008. La etiqueta le hace justicia, es un vino en todo su esplendor: un vino exuberante, que emociona, rojo cereza muy oscuro, casi negro, confitura de frutos rojos, casi dulce en algún momento, delicado, pero también mineral y balsámico. Una acidez presente y una larga persistencia. Y pasamos al mejor plato del menú, al menos, el que más nos emocionó, morro de bacalao con cremoso de nabo, butifarra de ontinyent y jugo de "arròs amb fesols i nabs". Son esos platos que ya de por sí hacen que valga la pena viajar Ontinyent. Me pareció original a la vez que representaba la esencia y el amor a la gastronomía de la zona. Cada elemento tenía su protagonismo: el bacalao, la textura del nabo, la botifarra y el sabor del caldo, pero era el conjunto lo que lo hacía todavía más grande. Bravo!. Pasamos a un arroz meloso de setas, palurda y trufa negra. Desde que salió de la cocina, el aroma a trufa impregnó la sala. La presentación de la pularda, en tiras encima del arroz, me recordó a los platos de ramen japones que probé en Tokio, pero el sabor me transportó al monte mediterráneo. Y llegamos al postre, y Santiago nos volvió a sorprender con un "flores y frutas", refrescante y ligero pero lleno de sabor. Plato que nos confesó que se le ocurrió durante una visita gastronómica Estambul y que también nos emocionó. Para acompañarlo, Joaquín nos ofreció un duelo entre un Tokaji 4 puttonyos Disznoko 2006 con un Càligo, vi de Boira del Penedés, y la verdad es que el resultado fue que nosotros fuimos los ganadores, por haberlos probado. Café, petit fours y charla con los dos hermanos, unos grandes de la cocina que innovan, se superan y que hacen que te sientas como en casa. Cuanto se pierden los de Michelin por no visitarlos! (de momento, claro!)

  1. #1

    Silvia Franconetti

    El gofre de remolacha está exquisito, en un pequeño bocado .... ummm, puedes definir todos los ingredientes!

    Me alegro de que disfrutarais tanto!!

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