Buenas vistas, arroces y extensa carta de vinos.

Restaurante situado a pie de playa en la misma arena, el edificio es blanco, decorado con una banda azul (ambiente marinero) en el interior también se reproducen los motivos marineros. El mobiliario más bien clásico. Dispone de terraza al aire libre en un lateral y otra acristalada en su frontal. Las mesas están muy juntas.

La carta es muy amplia y clasificada en: entrantes, ensaladas, pescados, carnes, arroces y postres. La comida es tradicional mediterránea con fuerte presencia de productos del mar y su producto estrella parece ser que son los arroces, en todas sus versiones: seco, meloso o caldoso. Ofrecen un par de menús por 22 y 26 euros (bebidas no incluidas) bastante completos.

Sorprende la carta de vinos, por su extensión (alrededor de 300 referencias) y variedad, dónde podemos encontrar desde referencias clásicas hasta las de más rabiosa actualidad. Está clasificada por tipos, diferenciando entre españoles y extranjeros, y dentro de éstos por D.O.’s o indicaciones geográficas. El coperío decente. Los vinos descansan en armarios climatizadores y son servidos a temperatura correcta. El vino se presenta, abre, se da a probar y luego se deja en la mesa o cubitera en régimen de autoservicio.

Nuestra experiencia fue al mediodía para comer en el largo puente de “La Constitución” por lo que se hizo imprescindible reservar, el lleno era absoluto. Nos decantamos por la opción de menús y probamos varios arroces, todos ellos de excelente factura. Al final con las aguas, refrescos, cervezas y vinos, la cuenta ascendió a unos 35 euros por comensal.

Recomendable por las vistas, los arroces y la extensa y variada carta de vinos.