Buena comida y precio.

Venimos parando a comer en nuestro regreso los días de caza ya varios meses, pero no hemos descubierto este lugar donde se come muy bien actualmente, ya que antes de entrar en funcionamiento la A3, la nacional pasaba por la misma puerta, con lo cual hace más de 25 años que conocemos el local y lo hemos disfrutado a lo largo de los años, si bien por aquel entonces lo regentaban los padres de los actuales propietarios.
Poco ó nada ha cambiado la decoración del local en el transcurso de estos años, pero afortunadamente su cocina tampoco lo ha hecho, lo cual ya es un reclamo importante para seguir disfrutando de la misma, tanto en los fríos días de invierno como en su tranquila terraza en verano.
En esta ocasión éramos dos comensales y lo primero que tomamos fueron unos refrescos, acompañados por el detalle de la casa (siempre lo suelen tener). Al haber pasado bastante frío durante toda la mañana, nos decidimos por un plato caliente y consistente como el gazpacho manchego (9€ cada uno), fantástico de sabor y textura, con la carne presumo que de caza desmigada y su correspondiente torta troceada. Para segundo y al disponer todo el año de brasa, pedimos unas chuletas de cordero (8€ cada uno) que fueron acompañadas de patatas a lo pobre; igualmente muy bien la carne y con el agradable sabor que le proporciona la brasa.
Como postre tomamos una tarta de chocolate (5€) y una tarta de tiramisú (4€); ambas de elaboración casera y correctas raciones, terminando con dos cafés.
El pan que nos sirvieron típico de la zona, redondo y con aceite por encima.
En cuanto a la bodega, recuerdo que hace bastantes años disponían de una amplia selección con distintas D.O., si bien actualmente solo se centran en referencias, tanto en rosados, blancos como tintos de la zona Utiel-Requena. Tomamos una botella de Vera de Estenas crianza 2008 (11.50€). Las copas para el vino simplemente no existen y la vajilla así como la cubertería resulta normal, con cambio de cubiertos en función de lo que se pida. Las mesas sin mucho espacio, correctamente presentadas.
El personal sin ser profesional, resulta especialmente amable y atento, con un trato familiar en todo momento y una cocina que funciona muy rápida.
Un local donde hemos, y seguimos comiendo muy bien, con una carta bastante amplia en cuanto a comidas y buenas especialidades, principalmente de cuchara, horno y brasa, que por supuesto seguiremos disfrutando a futuro, pero sin esperar florituras...eso sí, buena comida que es lo que se busca.

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