Buen restaurante

Restaurante con pocas mesas (unas 8-10), con ambiente minimalista, sereno con suficiente separación entre mesas. Música ambiental que no molesta. Lo peor del local el acceso a los lavabos (los de un bar).
Servicio atento, simpático y profesional.
Carta distribuida en tapas (5-6€) modernas y llamativas, primeros, segundos y postres. Estos tres últimos apartados más clásicos, sin arriesgar, que no tradicionales.
Cena para tres.
Servicio y pan (3€) que incluye: 2 copas de cava de aperitivo, un consomé de setas y una croquetita de setas y en la sobremesa unas piruletas de chocolate blanco y algún bombón. Nos ofrecieron como detalle adicional café. Buena cesta variada de panes.
Tapas: Salmorejo con queso de cabra caramelizado y manzana verde (rico, rico) y una ostra con panceta (lograda).
Primeros: Cazuela de setas de otoño (bien) y 2 x crema de patatas con boletus, hongos y foie (flojo).
Segundos: Lomo de venado con ciruelas saladas y wasabi (muy bien) y 2 x medallones de cordero rellenos de setas (trompetas de la muerte) en su jugo (bestial).
Postres: 3 tartitas de manzana con helado de canela, 20 min de espera que merecen la pena.
Carta de vinos: No es muy amplia, pero que esconde alguien con buen gusto. Toca todas las D.O. con vinos de moda. Precios exagerados (incluso x3.5) con los "baratos" pero mucho más ajustados (x2) con los de gama alta. Pedimos un sorprendente Atteca 2006 (19€ + IVA) servido en copas Schott. Sin embargo con el postre solo nos podían ofrecer un PX que no tomamos.
Precio total: 192,33 (inc. IVA)

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