Mi experiencia no fue tan grata

Restaurante en el barrio de ruzafa, que lleva abierto pocos meses y que basa su oferta en tapas y raciones para compartir, además de ofrecer un par de menús degustación. Elaboran una cocina multirracial, con claras influencias orientales. No en vano, una de las cocineras es asiática.
El local es sencillo y acogedor aunque la distancia entre mesas no permite demasiada intimidad.
Optamos por el menú degustación que se compone de 6 platos para compartir (20€), además de una focaccia como supuesto aperitivo y que luego nos cobraron.
Nada destacable a mi parecer en este menú, con algunos platos faltos de sabor y con un claro abuso de los fritos que hacían que llegases al final con cierta sensación de pesadez y eso que la mayoría de las raciones eran de uno o dos bocados. Lo que mas nos gustó fue el postre, una especie de magdalena de naranja elaborada sin harina.
Creo que el chef no estuvo muy afortunado en la elección de los platos ese día o quizás sea una mejor opción pedir a la carta
Respecto al vino, la carta tiene referencias interesantes aunque los precios son algo elevados, sobre todo teniendo en cuenta que el servicio del vino es inexistente y las copas muy mejorables. Maridamos la cena con un riesling que no salió a la temperatura correcta, pero que fue solucionado con una cubitera.
Tienen también una original selección de cockteles y unos cuantos vinos por copas, desde 3€ hasta 5€, escritos en una pizarra.
Lo mejor sin duda el servicio amable, rápido y con muchas ganas de agradar.

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