Visita de nuevo...

Local comentado ya con anterioridad, clásico pero cálido.

Visita en martes, media ocupación.

Optamos por el menú degustación. 8 platos más 2 postres. Gran nivel en todos los platos, menú con sabores muy tradicionales adaptados a la cocina moderna. A destacar: las migas, la ropa vieja, yema de huevo con boletus, bacalao, solomillo de ciervo... en fin todo.

Gran sorpresa a los postres, para estos tiempos navideños: un helado de roscón de reyes y un flan con caramelo, una bola típica de árbol de navidad hecha de fino caramelo rellena de flan. Muy bueno¡¡¡¡

Para los vinos y como mi chica no bebe, tome por copas un blanco y un tinto recomendado por ellos, ambos manchegos. Muy buenos.

rematamos con un gin tonic.

Muy buen servicio y trato con muy buenos detalles. En el lado negativo, dos malos (a nuestro parecer) detalles: Todo el salón de fumadores, se puede entender dado el espacio. Las infusiones no se corresponden con un restaurante de este nivel, no se puede poner un sobre de poleo de alipende... ya no es la marca, pero no creemos que cueste mucho comprar esas infusiones naturales.

Caro pero para volver en cuanto ahorremos :-)