Se mantiene como..

...Una opción muy apetecible y original. Interesante local, pequeñito pero muy coqueto. Comimos en la planta de arriba en la mesa situada delante del armario que conserva los vinos.
Empezamos con un par de zumos de tomate muy bien elaborados y dos cervezas acompañadas de unas ricas olivas. Comida para cuatro: nos ofrecieron un 'chupito' de gazpacho de sandía, bien. Elegimos para compartir lo rollitos, buenos, la cecina con almendrás, muy rica, el secreto ibérico con patata revolcona, muy bien, y las croquetas de espinacas, también buenas. De segundos la sabrosa hamburguesa de cordero, dos deliciosas vieiras con arroz y un atún rojo exquisito. De postres probamos el brownie, bien, y un chocolate blanco con mango y frambuesa servido en vaso, interesante. Cuatro moscatel de Enrique Mendoza La Marina, de la parte de la casa. Unos cafés con hielo servidos en sorbete que personalmente me encantan.
La carta de vinos es interesante, con algunos caldos menos conocidos pero que merecen la pena. Esta vez tomamos Malpaso: no se si tenían algún problemilla con la temperatura del armario, porque estaba caliente, problema que solucionaron de inmediato con una cubitera: la preocupación por el vino se nota, pues hasta que el vino no alcanzó una temperatura óptima de consumo la camarera no sirvió más que un poquito en la copa, y en cuanto solucionó el problema sacó el vino de la cubietera.
Es un local agradable con una más que respetable propuesta culinaria.

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