De entrada puede parecer muy estrecho, aunque después de atravesar un pasillo agradable llegas al comedor, que sin ser enorme, tampoco ofrece sensación de pequeño. Bien decorado para potenciar esto mismo, con verdes y vainillas muy agradables. Para unas 40 personas.
Quizá después de un recorrido por restaurantes más clasicos de la capital burgalesa, sorprende encontrar un local así, donde apuestan por una cocina más creativa partiendo de una buena materia prima con la que hacen una cocina diferente. Ingredientes clásicos tratados con originalidad huyendo de una cocina aburrida. Por ejemplo, espectacular, el "Tartar de pulpo con morcilla de Burgos". Especialidades en ensaladas (la de diferentes quesos de Burgos un lujo), arroces y como comentaba antes, ingredientes de 1ª. A destacar la carne de buey del valle del Esla para los muy carnivoros, con la que hacen una hamburguesa con queso de Valdeón para chuparse los dedos.
La carta de vino generosa, abudante, con muchas opciones diferentes en cuanto a Denominaciones, precios, uvas, etc...
Postres sabrosos y de los de haber dejado un hueco importante antes de abordarlos. A destacar también en este apartado los vinos. Diferente.
Ah! También curiosa aunque no muy abundante, la carta de aguas.
El trato serio pero a la vez cordial. Incluso me sorprendió. Creo que es la primera vez que me ayudan a ponerme la chaqueta al marchar (en el guardaropía).
En resumen: sitio muy agradable, donde comer diferente en Burgos, con una buena y variada selección de vinos y donde disfrutar aún más si cabe de la compañía.
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