Excelente

Pequeño restaurante( unos veinte comensales) decorado como su nombre indica como si de un xalet de suiza se tratara.
Exquisito trato del jefe de sala Manel Navarro.También extraordinario el trato del chef Gerard Balasch(joven cocinero de talento i buena formación, seguidor de la tradición familiar i en especial de su padre Jordi que comparte con él la dirección y buena marcha del restaurante), que no duda en salir de la cocina para atender a los clientes y conocer si todo va bién.
Foie a la sal, ensalada de bogavante, brandada con crujiente de berenjena, rape al ajo quemado, todos ellos excelentes así como también fantásticas unas navajas frescas a la plancha.No es frecuente en estas tierras de interior gozar de pescados de esta calidad.
Lubina salvaje al orio y solomillo de ternera a la trufa también de un nivel altísimo, gran cuidado del producto y elaboración de las salsas buscando los matices con la suavidad y sutileza que permita apreciar la calidad del producto protagonista del plato.
Mención especial merece el postre, una suave crema de gengibre con frutos rojos.Sencillamente maravilloso escojemos este postre aconsejados por Gerard y descubrimos una fusión de sabores y texturas realmente sorprendente.
Café con unos petit fours también deliciosos.
Estamos sin duda alguna ante uno de los mejores restaurantes de la ciudad, gran calidad del producto puntos de cocción y elaboraciones impecables así como buen trato, que más se puede pedir.

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