Pequeño restaurante de ocho mesas y unos veinte comensales, abarcable para

Pequeño restaurante de ocho mesas y unos veinte comensales, abarcable para las labores de Manel Navarro que ejerce de maitre y sumiller con maestría y quedándole tiempo para la amabilidad. Observamos como retiraba una botella de Raimat y la correspondiente copa, por un problema con el tapón, sólo con advertirlo el cliente. Tomamos Cérvoles blanc 2006, con las notas de la madera aún por integrar, servido correctamente. La carta de vinos es corta , con predominio de las denominaciones catalanas, correcta; pero sin sorpresas. Guiños a la cocina Suiza y sus fondues y a la cocina marinera arroz con bogavante. En general nos pareció cocina de mercado y mediterránea. Gamba de Tarragona (gambón) a más de 100 €/Kg y este día estaba sólo correcta, igual que la verduras con foie y el turbot a Orio (rodaballo). Bueno el filet a la trufa negra. Lugar recomendable, a pesar de la decoración montañesa-impersonal, de lo mejor de Lleida. P.P.P. (precio por persona) sin I.V.A., ni vino: 54 €.