Bar del Pla

Hoy el post se lo dedicamos al Pla. Esta vez al bar, no al restaurante. Porque nos gusta y porque lo prometido es deuda. Se lo debíamos desde hace tiempo a uno de los primeros sitios de tapeo que nos engancharon al llegar aquí. Por carismático y acogedor, por mantener precios asequibles, por no estar ni haber estado de moda y, lo más importante, por sus magníficos platillos. Esas Croquetas de calamar en su tinta, de tan buenas, deberían estar cotizando en Bolsa. Hay que probarlas para creerlo. Pasen y vean.

Porque de hecho al Pla hay que entrar para descubrirlo. Se lo conoce desde dentro. Imposible hacerse una idea al pasar por delante. Eso si nos llegásemos a fijar, ya que desde la calle promete poco, casi se esconde a la vista, nos evita, como si huyese de una posible avalancha de clientes o un éxito no buscado. Poco tiene de show del taperío este Pla, al contrario que los Tickets, Lolitas y demás. Mucho tiene que ofrecer en cambio a nuestros paladares desde su discreto cobijo en el histórico carrer Montcada.

Una vez nos adentramos, su erróneamente presentida lobreguez se torna en luminosidad y lo que parecía ser un olvidado bar de viejo resulta ser una animada gruta donde entregarse al disfrute de cañas, vinos y tapas. Botellas y maderas reinan en un ambiente cálido y distendido, donde se respira sincera camaradería entre la clientela y se escucha un murmullo constante de conversaciones sosegadas. Las mesas ocultas tras la esquina, al fondo a la izquierda, son perfectas para discretas cenas en pareja o entre amigos, mientras que situarse frente a la barra es recomendable si se quiere estar en primera línea del ir y venir de camareros y presenciar curiosas escenas.

Las ya mencionadas croquetas son motivo suficiente para acercarse a Pla. Pero el surtido no acaba ahí. Merecen también la pena y mucho las de Cabrales, que vienen a continuación.

La cosa sigue por buen camino con unos Berberechos a la plancha de factura bien medida. Pero otro punto álgido de la cena no se hace esperar, porque ¿qué decir del Carpaccio de mango y foie? Impresionante. O ese Crujiente de rabo de toro con foie, perfecto en toda su majestuosa contundencia.

Aunque el ritmo pega un bajón considerable con una Pescaito frito muy mono en su cucurucho pero verdaderamente flojo y un Tempura de verduras corriente, enseguida se corrigen con unas riquísimas Chips de berenjena con salmorejo, un suculento Tartar de Buey y unas tiras de Secreto ibérico a la brasa que consiguen saciar nuestra glotonería.

Va bien por ello ir al Pla de vez en cuando y comprobar que sigue siendo tal como era, nuestro Pla de siempre y, por mucho que el tiempo pase, así seguirá.

http://gourmetsterribles.com/

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