Con motivo de la celebración de la Semifinal de la Copa Davis España-USA acudimos a la bella ciudad de Gijón con la intención también de cenar en un restaurante puntero de la ciudad. Habiendo estado ya en Casa Gerardo, y tras la información recogida de diversas fuentes, nos decidimos por el Restaurante El Puerto, sito en dicho lugar junto a la zona de Cimadevilla. El local consta de una Planta Baja y otra superior, menos atractiva, que es donde nos ubicaron pese a realizar la Reserva con 10 días de antelación, pese a lo cual no concedimos importancia al hecho dado que las ventajas visuales del comedor bajo, se minimizan con la caída del sol.
Acomodados ya en nuestra mesa, la lectura de la carta, nos provocó una pequeña decepción, por corta y escasamente diferenciadora de la oferta habitual de la Gastronomía Astur. Ciertamente, nos ofrecieron y escogimos algunas opciones fuera de carta, pero todo en un tono marcadamente tradicional que no correspondía a las expectativas con las que acudíamos. Ante ello, nos decantamos para compartir primero por el plato que aparentemente prometía mayor originalidad: Bonito Marinado con Gazpacho Helado y Ensalada de Lechuga, Tomate y Cebolla, plato bien resuelto en su concepción y ejecución pero con la pega que los acompañamientos que superaban en gozo gastronómico al Bonito en si, se quedaban escasos. Para continuar nos decantamos por unas Gambas a la Plancha, plenas de frescura y sabor. Como tercer plato compartido nos sirvieron Chipirones Plancha Encebollados, en un buen tono pero sin mayores alardes o entusiasmos. Finiquitados los cefalopodos, fue el turno del Rey Asado con Setas, Limón y Algas, donde al contrario que con el Bonito, los complementos restaban más que aportaban al buen acabado y frescor del pescado. Como postre una Sopa de Queso de Cabra con Avellanas y Helado de Miel, magnifica, suntuosa y ligera. El Ritmo de la comida, perfecto.
En cuanto al vino, pedimos un Guitian, de la reputada uva Godello, D.O. Valdeorras, aromático, sabroso y sin excesiva acidez. La botella la dejaron en una mesa aparte, lo cual nunca me ha convencido, pero en esta ocasión el servicio fue diligente y equlibrado, sin provocar vacios prolongados o recargas excesivas en la copa.
La casa tuvo el detalle de invitar a Café y sacar asimismo un chupito de Tomate y Queso Cabrales al inicio de la cena y otro de Chocolate Blanco y Piña al Postre, que nos demostró que el Chef tiene ideas y mano para, sin ir a rupturas ni aventuras locas, realizar creaciones que no plasma en su Carta, quizás preso del gusto imperante en la zona.
Por tanto ¿Se come bien en El Puerto? Por supuesto que sí, pero nosotros salimos con la impresión que la casa puede dar mucho más de sí, a nada que se decida a dar un paso más dentro de una Alta Cocina Tradicional Refinada.