Pues yo creo, y es mi opinión, que no es de los años 70, nosotros hemos ido varias veces, el picoteo de bodega estaba bastante bien, nos pegamos una calçotada, con calçots hasta aburrir, puedes repetir las veces que quieras, después carne a la brasa, que no sabía a cordero viejo y con bastante carne, también alguien pidió un arroz con bogavante que se te caían las lágrimas. Ahh! El precio incluye postre, pan, bebida... Además cuando acabamos de comer vino un fotógrafo profesional y nos immortalizó el momento, está bien porque si es una ocasión especial te llevas un recuerdo. Y ya fue el acabose cuándo salió el cocinero con un acordeón y nos entonó algunas canciones, explicó unos chistes, es mu salao y pasamos un buen rato, si eso es de los años 70 que venga dios y lo vea y sólo por 30 €. Yo lo recomiendo.
Lo siento, es mi opinión. Lo del aperitivo en la bodega ... si, es lo único destacable, pero solo por el hecho de hacerlo en una verdadera bodega, aunque mal acondicionada. Nada destacable por su calidad, ni siquiera por su presentación. Nada medianamente comestible, y además, sin previo aviso, te colocan una tapa que parece carne en salsa y resulta ser hígado de cerdo.
Pasamos al salón reservado para comer los segundos platos. Cabrito rebozado, aunque más bien debería llamarse hueso de algo rebozado. No conseguí encontrar un gramo de carne por ningún lado. Otro pidieron Bacalao, a no se que manera. Tomate de bote, mucho, con algún trozo de bacalao, salado y nadando en la "salsa". Postre: Tarta de cumpleaños.... Absolutamente industrial, auqnue lo único comestible de todo el Menú. Y ahora llega lo mejor. De repente aparece un grupo de "mariachis" que no saben donde está Méjico, cantando el "Feliz Feliz en tu día" aunque no celebrábamos ningún cumpleaños, y un fotógrafo haciendo fotos a diestro y siniestro. Se marchan. Respiramos tranquilos. Pero no... no había acabado todavía. Aparecen los cocineros, si, los cocineros, con otra guitarra y unas panderetas, y comienzan a cantar de nuevo. Esta vez "Clavelitos". colocan a dos de los comensales un sombrero Cordobés, y el fotógrafo continúa enfrascado en su trabajo.
Punto y a parte merece el vino de la casa. VINAGRE. No hay por donde cogerlo. Llega la cuenta. 40€ del ala por cabeza. Nunca en toda mi vida me ha sabido mal pagar ninguna cantidad de dinero por una comida. Hasta que visité este Restaurante.
Es una masia catalana enorme, bien conservada, bonita, muy agradable, con varias salas, algunas de una sola mesa, otras para cuatro o cinco, en cualquier caso bien distribuidas con manteleria y vajilla tipica de una masia.
Fue una comida para un grupo de ocho personas con un precio cerrado (30€), los primeros los tomamos en la "bodeguilla", muy divertido, pasas a una especie de bodega, donde tomas un pica-pica de pie, utilizando unos toneles como mesas, te van sirviendo las tapas y puedes beber lo que quieras, vino tinto o blanco, jerez, cerveza, cava.... puedes servirte tu mismo, hay grifos para tirarte tu mismo las cañas si lo deseas, y puedes beber la cantidad que quieras.
Respecto a las tapas, nada que destacar en calidad, nada que no puedas comer en otro sitio normalito, quizas el lacon, el resto, callos, chorizo, pescadito, pinchos....
El segundo ya sentados en nuestra mesa, va de carnes o pescados, limitados a merluza o bacalao, de nuevo nada que destacar, para ser una masia esperaba mejores carnes y elaboracion, codillos algo pasados y entrecots con muchos nervios.
No valorare el vino, en el precio entraba vino de la casa, me consta que el vino lo trabajan mejor, pero en esta visita no lo pude comprobar.
El servicio en general amable y atento, los antiguos de la casa, al final se hacen un poco pesados al querer interactuar demasiado con los comensales, pero bueno.