Web: Lamentablemente no disponen de página web.
Facilidad para aparcar:
- Complicado, mejor dejar el coche y andar un poco.
Situación y Entorno exterior:
- En pleno centro histórico de la población y en lo que creo fue un convento de religiosas.
Entorno interior y Servicio de mesa:
- Decoración relajante y “monacal” de acorde a su antiguo uso.
Trato del personal:
- Agradable, especialmente por parte de su propietaria.
Especialidades:
- Tradicional catalana con toques de modernidad.
Claridad carta:
- Sin problemas, clara y precisa.
Platos probados y precio:
- 13 €.- Carpaccio de atún. (No acabó de gustar, el marinado desvirtuaba completamente su sabor)
- 9 €.- Croquetas. (½ ración de Jamón y ½ de marisco, Riquísimas)
- 17,75 €.- Bacalao Sagristà. (A pesar de ser una de las especialidades tampoco encajó)
- 13 €.- Rabo de buey y hígado de pato. (Muy bueno)
De postre:
- No pedimos postre.
Bebidas:
- 11,25 €.- Cava Peralada Brut Nature.
- 5,50 €.- Agua, infusión, cafés y Pan.
Cuenta:
- 71,60 €.- Dos personas (Pan, 1€ por persona)
Relación calidad precio:
- Buena.
Lo mejor:
- Platos tradicionales.
Deberían mejorar:
- Para mi gusto, quizás debería afinar algunos platos, aunque para gustos los colores.
A quien podrías encontrar por allí:
- Amantes de la buena mesa, trabajadores del Castell y otras empresas de los alrededores, muy adecuado para parejas.
A quien probablemente no encontrarías por allí:
- A los habituales de los Mc’s, de los Pan’s, y otros por el estilo.
Recomendable:
- Sí.
Comentarios:
- Aunque ese día algún plato no estuvo a la altura de lo esperado, una buena opción para probar buena comida tradicional catalana en un entorno romántico, ese día la verdad es que yo desentonaba un poco ya que estaba de bricolaje náutico y mi aspecto no era el más apropiado.