Guardaba un grato recuerdo de la comida del Bohèmic que no del servicio por lo que decidimos repetir. Esta segunda vez mucho más flojito. El sistema de minimenús degustación a mi no me convence, pese a todo la comida bastante bien excepto el tomate con aceite y sal que es eso sin más, tomates sin pelar siquiera, aceite y varios tipos de sal.
Servicio de vinos muy mejorable (temperatura, apertura, faltan muchas referencias de la carta...) y precios de los vinos un poco desfasados.
Pese a todo el local es acogedor y hay platos excelentes como las patatas bravas y el borracho.
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