Aunque sí es cierto que la cantidad de guiris y turistas en general es alta, merece la pena un paseo por el sitio.
Oferta de vinos interesante y espumosos en el puesto en cuestión, mínimo a 3€ la copa, que de un vino como el Wrongo Dongo es un atraco, en copa razonable, eso sí.
Nos pilló rematando el día, así que fue algo fugaz (bueno, quizas no tanto), dependiendo del puesto resulta más o menos caro (aunque la mayoría pica alto) y merece más o menos la pena, pasamos por el de sushi, que fue el que más aprovechamos y del que mejor se podía disfrutar, ya que al estar en un rincón, estaba con menos gente, además, al tener una oferta tan triste de japoneses en Zaragoza, encontrar algo un poco mejor, pues decidimos aprovechar, pidiendo unos 4 por barba (a 1€ o 1,5€ si es de atún), y una cerveza japonesa para acompañar (2,5€). Del resto de puestos, un par de croquetas del Lhardy (¿2€?) bastante flojas, que me habìa quedado con las ganas en el bar, y un par de montaditos, en el puesto de salazonas (1€), bastante mejores.
Se puede ir, aunque sea de forma puntual, para el turista, parada obligada.