Hace tiempo que soy cliente de este local de Toledo, y hasta ahora no había escrito lo que disfruto cada vez que vamos a ver a Diego.
Es sábado fui a cenar con la novia y menos mal que llamé para reservar, porque estaba lleno y tenían espera de 45 minutos. Rapidamente nos sentaron y trajeron un aperitivo con unas anchoas, aceite y dos copas del blanco que hace Castaño con Macabeo y Chardonnay del 2007, muy acorde con el aperitivo, un vino redondo, con cuerpo y con la acidez justa.
Pronto vino Diego y sabiendo que nos gusta el marisco nos ofreció coquinas, berberechos, gamba blanca, cigalas y navajas, oferta que no pudimos rechazar, y una botellita de Champagne de la casa Lenoble. Todos muy atentos, la comida vino poco a poco a la mesa para que no se enfriara.
De postre nos sorprendió con una mousse de manzana verde y coco acompañada de una reducción de Gin-tonic, muy interesante.
Con todo y una copa al final, el precio no llegó a los 80.00 €, sin duda INMEJORABLE.

A primera vista, al estar ubicado en un centro comercial, parece una franquicia típica, pero nada más lejos de la realidad. Posee una barra y unas mesitas fuera donde tapear y un pequeño comedor, más intimo y "serio", dentro. Cocina de calidad, con muy buena materia prima y elaboración, conviene dejarse aconsejar por Diego, alma de la casa, al pedir puesto que tienen muchas cositas fuera de carta más que interesantes. La carta de vinos es, sencillamente genial, no es mastodóntica, pero está muy bien elegida y con referencias muy interesantes (y a muy buen precio). Como en la comida, es más que recomendable dejar que Diego te oriente. Comimos cecina de ciervo, mollejas con boletus, huevos rotos con patatas al ajo y gambas (ojo con el tamaño de las raciones, que es gratamente abundante, y conviene pedir medias) y lomo de ciervo, todo con una botella de Signo, un bobal elaborado por Finca Sandoval, y nos salió por cerca de 50 euros dos personas. La RCP es imbatible.