Estabamos de visita en Santiago y por las referencias y criticas, encontramos el Restaurante Acio, bastante sugerente. Fuimos a comer y desde el primer momento el trato de la somelier, Eva Pizarro, fue excelente. Pedimos un menu degustación, nos sirvio un pan tipo gallego hecho por ellos con masa madre y despues hablamos algo de vinos. Al final nos decidimos, nos sugirio, Do Ferreiro cepas viejas. La comida fue excelente, nos encanto por ejemplo la tosta de sardina con pimiento de padron,de la cual nos explico su elaboración. Pero en este comentario queremos resaltar el buen trabajo de Eva, su naturalidad e inteligencia y sobre todo como conoce y sirve el vino. El do Ferreiro cepas viejas es un vino excelente, y Eva lo trato como se merecia. Lo descorcho, pero no lo sirvio, para dejar que se movieran todos los aromas, tardo un tiempo en servirlo, pero merecio la pena.Luego, como nos indico Eva, el vino fue evolucionando a lo largo de la degustación y nos fue mostrando todos los aromas y sabores de frutales a sutiles y elaborados que contienen los grandes vinos. En definitiva, el saber hacer de Eva, convirtio una comida muy buena, en una fiesta de los sentidos.

Bonito local a unos pocos metros de la Catedral, tranquilo, bien dispuesto y mejor servido.

Empezamos, a modo de aperitivo, con un chupito que contenía un mejillón con una espuma de escabeche, obviable, una pena que no lo obviara.

Seguimos con un tartar de vaca gallega con helado de mostaza, bueno. El helado de mostaza demasiado suave.

Una sardina de San Juan. Un pincho de sardina y pimiento de padrón. Excesivamente fuerte y demasiado presente el sabor del pimiento.

Un jarrete de vaca glaseado con patatas, correcto.

El vino lo pusimos nosotros: Nanclares 2010 Albariño (Rias Baixas); L'Arbossar 2008 (Priorat) y Sumoll 2008 (Penedes)

Y de postre tomamos unas fresas con nata, bien

y un corte de helado de chocolate y praliné, también bien

Café, bien

Con fotos, aquí:
http://felixthefox.blogspot.com.es/2012/08/acio.html

Visita a Acio por recomendación del veremero JRFM. La pareja formada por Eva Pizarro (valenciana de Xeraco) y Yago Castrillón (una de las nuevas revelaciones de la cocina gallega) abrieron este local hace 5 años después de su paso por Arrop de Ricard Camarena en su etapa de Gandía. En 2011 han conseguido el segundo premio en el concurso de Tapas de Santiago.

El local situado a 10 minutos del centro histórico tiene una decoración rústica, al entrar 5 curiosas mesas de piedra y a la izquierda una barra larga para tapear por las noches con una pizarra donde se indican los vinos por copas y las raciones que sirven.

Al fondo se encuentran las mesas del restaurante, un lugar lleno de luz ya que da a un pequeño huerto donde cultivan sus verduras en temporada. Desde allí se deja ver la catedral.

Probamos el menú express que está disponible de lunes a viernes (15e) compuesto por:

Dos entrantes correctos :

Sopa caliente de calabaza y zanahoria con castañas asadas: Buena y apetecible

Tallarines de pasta fresca al ajillo con mejillones y berberechos:

Platos principales:

Rissoto de carrilleras de ternera, champiñones y parmesano: Un plato sencillo bien ejecutado

Corvina con patatas y grelos: Excelente la frescura del pescado. Si en Valencia está de moda en Santiago no es muy apreciado según Eva.

Postre: Tarta de manzana caliente con helado de vainilla: Excelente

Mención aparte merece el excelente servicio de pan y el de vino: El primero lo hacen ellos, Eva se sirve de un carrito para llegar hasta tu mesa y cortarlo en el momento recién hecho. Pan gallego de centeno extraordinario.

En cuanto al vino, dispone de una importante carta (a modo de libro) donde Eva ha seleccionado entre otros 20 champagnes, manzanillas, blancos gallegos, blancos del mundo, tintos del mundo, tintos nacionales por menos de 20e, además de una buena colección de ginegras y licores.

Tomamos un buen y fresco godello de Monterrey Quinta do buble (17e). Copas Riedel, el servicio de Eva excelente, sin agobiar fue sirviéndonos las copas. Como detalle después de los cafés nos invito a dos orujos, uno de hierbas y el otro dulce.

Servicio muy atento y esmerado . Eva muy cercana nos recomendó varios sitios donde comprar licores y un par de pastelerías .

Pude ojear la carta , corta pero como nos comentaron si quieres cocinar con producto fresco para 25 o 30 personas no puede ser de otra manera. Dispone de un menú degustación a 40e según los productos que les ofrece el mercado.
Estas navidades también tiene 3 menús a 29, 35 y 45e.
Una visita muy recomendable si os dejais caer por Santiago.

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Esta vez (la primera que visito O Acio) es para probar un menú del día que nos ofrecen a partir de unos 15 o 20 euros, bodega y cafés a parte (no recuerdo el precio exacto pero si la suma del montante total). El menú, compuesto por tres platos y postre, consistió en lo siguiente: una crema de lentejas con langostinos, canelones de pollo y carrilleras de cerdo. Fue una sorpresa la acertada conjunción de sabores de lentejas y camarones y exquisitos estuvieron los canelones (concretamente canelón y medio, cosa que me pareció escasa). Más indiferentes me resultaron las carrilleras, que ademas pecaban de tener también escasa guarnición.
El postre combinaba los sabores tropicales de coco y piña (aliados ultimamente en las sobremesas de no pocos fogones).

Pequeño restaurante con amplia barra de tapas y raciones de entrada, y escogida carta. Elaboraciones interesantes e innovadoras. Ravioli de zamburiñas, tocineta con espuma de avellanas, callos de mar (langostinos, algas y garbanzos) Bonito en temporada. Sardiña de San Xoán (sardina ahumada, pimientos de padrón y pan de maiz) Presa ibérica a las tres mostazas. Cuidados postres: pudin de chocolate y café, helado de aguardiente y lazo de chocolate. Escogida carta de vinos y licores, con amplia selección de ginebras.
Menú degustación compuesto por aperitivo, tres tapas-entrantes, un pescado, una carne y dos postres. 35€ bodega aparte.
Servicio del vino irregular. La segunda botella no la dan para catar, sirven ellos el vino, no lo dejan en mesa. Elaboran los digestivos en barra, sin hacerlos a la vista del cliente.