Gracias a vuestros comentarios, fui a provar el restaurante ca l´eulàlia de tarragona.Fué una sorpresa muy agradable cenar allí.Es un local muy pequeñito pero la materia prima que ofrecen es muy buena.El trato es muy familiar pero el dueño, que es quién te canta los pescados del dia es muy amable y nos sentimos como en casa.No hay ningún menú cómo había leído en algún comentario, pero la relación calidad-precio a diferencia de barcelona donde yo vivo es ideal.El menaje de mesa es excelente (riddel) y sirven un pan de leña de un pueblo cercano cómo los de antes. seguro que vuelvo.

con los frutos del mar, realmente en este restaurante son auténticos especialistas en prepararlos, además de manera sencilla, con poco aderezo para poder sacarles todo el sabor, si acaso con un buen chorreón de aceite de oliva arbequina que al pescado le va de maravilla.
Con los aperitivos unas aceitunas rellenas y boquerones muy ricos.
Ibamos un grupo y compartimos unos estupendos entrantes con unos calamanchines que se deshacían en la boca, unas galeras sabrosas y con su punto complicado para quitarles la cáscara, cuando te enseñan bien suponen un bocado estupendo, las gambas rojas de Tarragona no podían faltar por supuesto.
Con el plato principal llegó lo más interesante, ya que disponían de pescados que ni conocía: la lluerna, el corvall, el rascàs,...
yo tomé el pirmero y estaba magnífico, con una sencilla guarnición de pimiento y patata y a la plancha.
De postre un buenpedazode tarta sacher.
Buena oferta de vinos con decantado y copas de calidad.
Variada elección de licores y vinos dulces.
Lo dicho, para los amantes del pescado es un lugar ineludible.
Lástima no mejore el pan.
Con el local lleno, como ocurría el otro día,es en exceso ruidoso, imagino por su forma rectangular, no sé si con algún tipo de aislamiento eso podría mejorar.
Servicio muy profesional y competente.

...fresco de Tarragona, lo cual es reconfortante, por la calidad de la oferta y lo sencillo de su elaboración. No tiene carta, te la canta el maitre, ofreciéndote lo que la Lonja le ha surtido en el día. De primero compartimos unos mejillones a la plancha, ortigas de mar -nunca las había probado antes y me encantaron-, espardenyes -otra delicia- y gambas rojas de Tarragona, para qué hablar.
De segundo me decanté por la Corva, un pescado de roca del que no había oído ni hablar, otras opciones fueron el mero, el dèntol y la lubina. Su preparación sencilla: o bien plancha, u horno o alguno de ellos guisado con salsa. Buenas guarniciones.
Postres sencillos pero correctos: mi helado de café iralndés estaba bien y las trufas al Chartreuse de vicio.
Pan de un tipo, debe mejorar (chapatitas algo correosas).
Carta de vinos no muy amplia pero bien estrcuturada, con caldos seguros en todas las variedades, incluyendo cavas y champanes, referencia de añadas, precios correctos y copas de mucha calidad, Schott, y disponene además de numerosas variedades para acompañar los diferentes tipos de vino, muy estéticamente ordenadas en un armario acristalado.
El comedor es pequeño y hay pocas mesas, yo creo que la capacidad del local debe ser para unas 20 personas, por lo que parece imprescindible reservar. Decoración sencilla pero acertada, con su toque moderno.
Atención profesional y cercana a la vez.
En resumen, un sitio para comer pescado de primerísima calidad en pleno barrio pescador de Tarragona, cocinado sin trampa ni cartón. Valdría la pena cuidar más el pan. A ver si vuelvo pronto.

Está situado en una de las calles principales del barrio de pescadores. El local debe acoger unas quince mesas aproximadamente y es para fumadores. El menú de mediodía es cantado y ofrecen pescado fresco, ya que disponen de barca propia. Nos hemos decantado elegir el vino tinto de la casa, Desig de la Terra Alta que estaba bueno, me ha resultado sorprendente que por tratarse de un menú de mediodía nos hayan cambiado las copas por unas mejores. Para empezar, las dos hemos elegido los mismos platos: Mejillones con romesco que estaban muy buenos y que si nos llegan a poner más pan seguimos mojando; de segundo plato, sepia en su tinta y con cebolla pochada. Los postres del menú no son de elaboración propia, pero nos aclaran que los de carta sí, una ración generosa de brazo de gitano con nata.

Me ha gustado la comida pero lo que no nos ha convencido es salir del local oliendo en exceso a tabaco, a pesar de ser un local para ellos.