Menú a la baja

Comida de trabajo consumiendo el prescriptivo menu.

Botella de agua Font Vella, pequeña y de cristal. Porrón de vino, no especialmente destacable pero mejor que esas botellas de cristal de vino imbebible. Encuentro curioso que ya no sirvan la botella del agua autóctona de Sant Aniol, especialmente en un restaurante que considera que hace cocina volcánica, como nos recuerda en todas las páginas del menú.

De entrante, ensalada o sopa. Pedí sopa, una crema de calabaza demasiado salada.

De primero, arroz de la casa. Servido abundante en una fuente. Presentaba un extraño color de tono gris-verdoso que no era el color que uno espera de un arroz, pero estaba bueno, con más montaña que mar.

De segundo pedí pollo guisado. Un cuarto de un pequeño pollito, acompañado de un trozo de butifarra. Estaba bueno. Mi acompañante no acertó con el costellot rostit. Le pusieron dos costillas de cerdo, hervidas y posteriormente fritas, insípidas según él, acompañadas de patatas fritas. No le gustó.

De postre pedí crema catalana quemada. El quemado era reciente, por lo que conservaba el crujiente del caramelo. La crema en sí la encontré demasiado gelatinosa. Aceptable.

Siendo mi primer restaurante de preferencia en la zona de Olot, he notado una bajada de nivel.

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