Sin tener en cuenta la opinión del cliente.

Cena para dos, reservada con mucho tiempo de antelación. Primera sorpresa: recibo un email pidiendo que diga si hay algún ingrediente que no nos guste. Lo digo: no soporto el CILANTRO. Buen detalle de Aponiente.

Llega el señalado día. Nos hacemos muuuuchos kilómetros para llegar, y tras instalarnos en el Puerto de Santa María, llegamos al “puerto escondido”….Restaurante pequeño, cocina abierta, y mucha gente deambulando por allí. Nos sientan en una mesa para dos y observamos que hay poca intimidad y mucho ruido, lo que hace que la cena sea algo incómoda. A medida que avanza la noche, van llegando más clientes y va subiendo el volumen.

Nos dan la carta, pero antes de comenzar, se acerca el CHEF y con su libretita en la mano, pregunta nuevamente si hay algún ingrediente que no nos guste….a lo que contesto que, como ya dije en el email, no me va bien el Cilantro. Lo anota y empieza el juego.
Pedimos el gran menú 2013 “Antojos de un marinero en tierra”:
* Alacena de embutidos marinos que, sinceramente, están muy logrados
* Cucurucho de camarón con wasabi y plancton…innovador, diferente, no me dice mucho.
* Burrata de queso marino que va rellena de mar. Bueno para comenzar y abrir boca.
* Panceta de pulpo imitando al bacon….un quiero y no puedo.
* Sardina ahumada con huesos de aceitunas negras. Este plato sí que vale la pena, y su presentación es ingeniosa y simpática.
* Higaditos de rape mar y montaña. Rico, pero sin fundamento.
* Pimientos del piquillo rellenos de brandada de descartes. Plato muy logrado, con trampantojo de puntillita de calamar emulando al piquillo. Muy rico.
* Caballa en adobo. Otro de los imprescindibles.
* Papas con choco y raviolis: Genial, un plato cuyo caldo está muy logrado. Tal vez más plato que entrante.

Pasamos a la siguiente fase, comenzando con la famosa “ostra que parece, plancton que es”. Como ya han comentado antes lo que es, no me extiendo. Sabor fuerte….sin llegar a encontrar similitud salvo por lo visual con una ostra auténtica.

Después nos sirvieron “cosas refrescantes con pescados que nos emocionan”. Aquí es donde llega para mi el punto de inflexión en la cena, y donde pasamos de disfrutar a estar incómodos. Este plato es un ceviche de corvina que si te gusta el cilantro está riquísimo, pero pese a que por dos veces dije que por favor, no me pusieran cilantro, lo pusieron. Lo mejor de todo es que, al notar que apartaba el plato, se acercó el jefe de sala y le dije que no me gustaba por el cilantro. Se excusó y llamó al Chef, quien vino a ver qué ocurría. Cuando le dije que el plato llevaba cilantro, respondió con aires de suficiencia: si, un poco nada más. Llamadme exagerada, pero para mi fue muy significativa su actitud. Aponiente dejó de convencerme.

En fin, que me quedé bastante decepcionada, porque no entendí por qué me preguntaron por escrito y en persona qué ingrediente no nos gustaba para, a continuación, intentar colarnos el cilantro en un plato, con la osadía de defender que habían puesto sólo un poco.

Luego nos pusieron la sopa yódica y el Temaki de caballa y placton, que he de reconocer que son sublimes. La navaja también me pareció muy lograda, ya que el ragú lo hacen con las tripas de la navaja y realmente parece carne de tierra.

Seguimos con el tartar de sarda, el arroz aponiente tipo risotto que no me sorprendió nada, y una pepitoria de pescados que efectivamente, no tenía nada pero nada de glamour, plato totalmente prescindible.

El plato final es el lomo del estrecho al whisky. Creo que es un gran plato, y que se queda algo escaso por ser el plato principal.
Luego llegaron los postres, muy logrados y tras los cafés, la cuenta.

Nos fuimos con la sensación de que habían intentado sorprendernos, pero que se habían equivocado al tomarnos por tontos. Hay que llevar cuidado con los clientes, cuando se van a dejar más de 150 € por barba, tal y como están las cosas, y no intentar nunca insultar la inteligencia de los comensales, ya que, aunque un chef crea que un cliente no va a percibir un ingrediente, nuestras papilas gustativas son muy intuitivas.

  1. #1

    Anubis7

    Te entiendo perfectamente por la situacion y porque tampoco me gusta el cilantro ¡¡¡ Menuda hierbecita tan de moda y te la cuelan con todo... Siento la experiencia despues de gastaros 150 euracos. Saludos

  2. #2

    Jeronimo

    en respuesta a Anubis7
    Ver mensaje de Anubis7

    Bueno, como si a mi me ponen pimiento colorao en la paella, ya la hemos liao.

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