Son varias veces las que he acudido a este restaurante, y creo que ya es obligado dar mi valoración. Pero tengo una gran contradicción, ya que es la primera vez que no he salido contento del gran festín micológico que ofrecen Gloria y Elías.
Lamentablemente en esta ocasión no han tenido el día.
Cinco platos de setas, todos de ellos a base de guisos. Sin ningún esfuerzo en la cocina. Nada nuevo que aportar. Perdon, sí. Hoy le han querido dar un regusto ha "agarrado" que tiraba de espaldas.
En todos los platos, ese sabor no muy agradable a comida "quemada". Ante mi incredulidad y tras rechazar un plato, la cocinera Gloria, nos comentó que esta hecho adrede. Dejar cocinar mas de la cuenta los fondos para dar ese sabor. Totalmente prescindible y que altera y arruina los platos.
Una autentica lástima, ya que como la mayoría, somos peregrinos hacia un lugar remoto en un cruce de carreteras. No nos podéis defraudar así.
El menu compuesto de :
-cinco platos de setas (amanitas, boletus, senderuelas...)
-un plato principal. pato, solomillo o chuleta. Totalmente fallidos. Abuso desmesurado de las salsas.
-postre maravilloso(menos mal). principal con bizcocho de setas, madroño, calabaza , naranja. Espectacular.
Del servicio y el lugar. Pues que decir, estoy de acuerdo con todos los comentarios. Tanto los buenos como los malos.
Gloria y Elías son peculiares, posiblemente antipáticos en el momento inicial. Hay que seguirles la corriente sí, pero buena gente también.
No se asusten, si van por allí y se encuentran un edificio, que parece cualquier cosa menos un restaurante. Por dentro, la decoración inexistente, típica de un bar de carretera.
Tenía mis dudas a la hora de dar mi valoración final, si sólo quedarme con la floja impresión de hoy, o con las anteriores visitas totalmente maravillosas. Haré la media que es lo más justo.
Por último, sigo recomendandolo y seguiré visitándolo.