Una pareja con afán de sorprender

El Bo.Tic, es una alegoria a la casa, se come bien. Tomamos como es de costumbre cuando vas a un restuarante gastronomico el menú de degustación. Sorprendente la royal de espárragos de entrada, un melón con jamón helado un poco pálido de sabor pero la idea genial, cola de buey buena (se ha puesto de moda por la zona: también en Empòrium) una genial interpretación de la crema catalana. Yo encontraria a faltar un platillo reversionado como en otros restaurantes, se agradece. Genial la atención del cocinero, me parece que se llama Albert y de su pareja Cristina que en todo momento estuvo mimandonos. Creo que la estrella aún es prematura para este restaurante... se tiene que esperar que aún hay cosas discordantes como el servicio del vino, un poco alterado por la cantidad de gente que había aquel dia: vale más menos gente y más calidad. Nada más. Muy bien, otra vez un regalo acabamos a unos 86 euros por barba, éramos 2.

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