Alta cocina que mira a la aldea

Ambiente elegante y relajado.
Servicio de sala de alto nivel (sencillo y agradable)
Delicadísima cocina de raíz vasca con mirada a la aldea global (Metrópoli 2009).
Aúna los sabores tradicionales con el trampantojo, la sorpresa, la creatividad. Y lo hace muy bien, porque el resultado es sencillo, natural, divertido, entendible y valorado por la mayoría. El éxito de la humildad del dotado.
Diego Guerrero toma la comanda, pregunta preferencias, gustos, alergias y al final de la comida, comprueba el agrado de los comensales. Resulta sincero, agradable y sencillo.
Tomamos el menú temporada (74 € + Iva) con mezcla de platos clásicos y nuevas creaciones.
Aperitivo: - Panes de sardinas y gambas (Muy buenas pero un exceso de sabor para el inicio)
Snacks:
- Minibabybell de camembert trufado. Muy bien aunque esperaba más.
- Sukiyaki (caldo japonés con espuma de huevo). Muy bueno
TRADICIÓN
Entradas:
- Torrija pan tumaca y sardina en aceite. Riquísimo y delicado, gran combinación.
- Raviolis de alubias de Tolosa con esferificaciones de cocido sobre infusión de berza. Magistral.
- Huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patatas. Sincero y directo, sabor y sabor… pero qué finura.
TEXTURAS Y AROMAS
Pescados:
- Sepia y fungiformes. Texturas, curioso.
- Rodaballo salvaje al perfume de albahaca, cebolleta tierna y pétalos. Aromático, intenso.
Carne:
- Lomo alto de cebón a la “brasa” (aceite negro) con chile (zanahoria) y chip de yuca tintada. Juego cromático y otra vez, aromas. Bien
SORPRESA
Prepostre:
- La maceta (Flan ligero de jengibre y tierra de tarta sacher). Impecable
Postres:
- La pecera (Mouse de yogurt, masa de churro tintada, corales de chocolate con polvo de frambuesa, espuma de blue curaçao ….). Una obra de arte para la vista y para el paladar.
- La vela (Mazapán bañado en fresa, helado de módena con vino dulce de misa. Gran puesta en escena. Bien
Petit tours:
- La Playa.
Cada creación de Diego Guerrero (y ya van unas cuantas) es objeto de admiración, de deseo, se convierte en referencia, en mito culinario dentro de lo que debe ser la cocina de autor sencillo, con base y futuro, ajeno a la peligrosa vorágine de las modas.
Gran carta de vinos con precios muy ajustados.
Como vino tomamos: Galena 2005/2006? Excelente Priorato que se adecuó y mantuvo el tipo/armonizó en todo el menú.
2 Vinos de postre increíbles y diferentes: Garnatxa del’Empordá y Pricum Aldebarán (curioso vendimia tardía de verdejo). 6 € cada uno.
Por aportar alguna crítica negativa personal:
- Elección obligatoria de menú (no para mí, pero empieza a generalizarse la crítica de no poder elegir, aunque los platos de los menús pueden personalizarse)
- Alguna reiteración de elementos: huevo, velo panceta, aroma a brasas, simulación de paisajes.
Excelentes sensaciones, mucho placer y admiración por el buen trabajo de todo el equipo.

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