Atractivo local situado en el bulevar del El Ejido, capital del mar de plástico almeriense, la auténtica huerta de Europa. Consta básicamente de dos espacios, un gastrobar de tapas y un restaurante gastronómico, opción que fue la elegida. El comedor es amplio y diáfano, presidido por una espectacular bodega acristalada. Mesas cómodas y bien separadas, atmósfera distinguida. Es sábado a mediodía y estamos solos, nos da la impresión de que esto funciona más entre semana, porque si no…
Cocina que se basa en el producto de los dos proveedores primordiales que aquí encontramos, la huerta que hay bajos los inmensos mares de plástico y los productos del Mediterráneo que dista un pocos kilómetros, con guiños a una modernidad bien entendida y sin estridencias, una cocina cuidada con sus puntos arriesgados, algunos más acertados que otros. Se ofrece la posibilidad de comer a la carta y por supuesto el menú degustación (68€), opción que finalmente fue la que preferimos y que consistió en:
Los ultramarinos hechos en casa: tres bloques de aperitivos, primero tres snacks de corte crujiente y fresco, después un excelente salmorejo de tomate raf de la zona y por último una verbena de ahumados de 4 pescados distintos, muy bien hechos todos y muy apetecibles.
Carpaccio de gamba roja del mar de Alborán con AOVE y pulpa de aceituna: otra forma de preparar la excelente gamba roja de la zona, punto soberbio y leve marinado respetando su marcado sabor.
Quisquillas de hueva azul con cocción de esencias marinas: de nuevo destaca el excelente producto, levemente cocidas al vapor y presentadas bajo una campana con su humo de la cocción en agua de mar. Fantásticas.
Sopa de calamar con pan de nueces e higos secos: enorme platazo, poco más se puede sacar de un calamar, producto, técnica y sabor en perfecta simbiosis formando un bocado exquisito.
Milhojas de calabacín de El Ejido: un clásico del restaurante y que consiste en unas láminas de un excelente calabacín rellenas de foie fresco y coronadas por foie micuit, francamente bueno.
Cherne con puré de berenjena y cítricos: pescado blanco de roca parecido al dentón y realmente sabroso, el punto un poco de más para nuestro gusto. Acompañado por un rico puré de berenjena.
Raya a baja temperatura con colágeno de vaca y encurtidos: el plato más arriesgado del menú, raya impecable por calidad y cocción pero una salsa demasiado bravía de sabor no le hacía muy bien. Un poco desequilibrado.
Pichón, arroz y chocolate: típico plato de carne que hay que ponerlo casi con calzador, pero por lo menos estaba francamente bueno, pichón sabroso y arroz de sus menudillos muy bien ligado con chocolate amargo.
Ruibarbo que quería ser mojito: prepostre curioso, dados de ruibarbo helados y bien emborrachados en mojito presentados sobre hielo seco. Bien.
Sopa de cítricos y albahaca, helado de coco y frutos rojos: fantástico postre lleno de frescura, balances y sobre todo mucho equilibrio con los azúcares, apenas protagonistas. Un postre de verdadero nivel.
Torrija con helado de yogur: aquí bajó un poco el nivel, la torrija bien pero nada especial, lo mejor el helado de yogur, cremoso y con mucho sabor.
Un buen café con unos curiosos peit-foirs presentados con espectáculo “nitrogenado” incluido completaron un menú muy sólido y con mucha calidad que muestra una cocina sabrosa y apoyada en el producto local, aunque nos gustó más la primera parte de los mariscos, lo cierto es que comimos a muy buen nivel en esa casa.
Carta de vinos bien nutrida para lo habitual en la zona, nos gustó especialmente la parte de jereces, muy completa y estudiada. Oferta un tanto conservadora en el resto, casi todo el Champagne de gran casa y poco riesgo en los blancos internacionales, que creo son los vinos que más van con este tipo de cocina. Buena oferta en tintos con algunas botellas de gran prestigio tanto de Borgoña como de Burdeos, se nota que en este pueblo se manejan grandes capitales. Viendo la poca oferta de Champagnes de vigneron, íbamos a pedir un As Sortes pero no tenían y no vean cómo nos fastidia esto, ¿tanto cuesta tener las cartas actualizadas?
Al final nos decidimos por el maridaje del menú (32€) que no estuvo mal del todo, comenzando por la siempre convincente Manzanilla Maruja, siguiendo por un correcto y fresco Cava Juvé i Camps Milesimé 2012, una viura riojana de nuevo cuño llamada Hacienda El Ternero Blanco 2013, un ligero y frutal riesling de Pfalz Wachenheimer Belz Risling Dry 2011, el siempre convincente verdejo segoviano Ossian 2013, el frugal tinto básico de Avaro Palacios Camins del Priorat 2014 y un ligero y correcto Sauternes Château Violet-Lamothe 2013. Cambio de copas en cada vino y surtido de copas de Riedel de primer nivel, vajilla y cristalería a la altura. Servicio de mesas impecable, nos atendieron de maravilla ya que teníamos un camarero solo para nosotros, explicando bien los platos, con mucha amabilidad. Y no solemos destacarlo a no ser que sea un factor negativo, pero nos encantó la música ambiental del local, muy bien seleccionada.
Con una estrella en la Guía Michelín y dos soles en la Guía Repsol, La Costa es el restaurante más galardonado de Andalucía Oriental y cierto es que sin duda merece dichas distinciones, sala, servicio, cocina y carta de vinos de nivel, con algunas cosas obviamente que mejorar pero todo muy destacable, quizá falta un poco de más personalidad en la cocina pero sin duda que hablamos de un local de gran nivel a precios, al menos en lo que se refiere a menú y vinos, bastante bien ajustados para su calidad. Volveremos, pero la próxima vez a la parte del gastrobar, el menú de tapas tiene muy buena pinta…