Interesante restaurante de Teruel, con una carta curiosa, para ese entorno, difícil de encontrar por la zona. Lo bueno a destacar el bacalao, especialidad de la casa, en 4 ó 5 presentaciones. Buen trabajo de cocina, seguramente lo mejor del restaurante. No hubo ningún plato que no gustara mucho. Carta de vinos muy interesante, con variedad en todas las gamas y referencias surtidas, sin olvidar Francia y sobre todo sin dejar de lado los buenos vinos aragoneses, muchos países y muchas DO, cavas, dulces y de todo. El trato en la mesa fue decente en general, con grandes defectos, pero también con grandes aciertos: la vajilla y los tiempos estuvieron mal, el trato de la camarera también, pero en los vinos y el sumiller salimos ganando, qué curioso. Pudimos acabar sin prisas con un oporto en la terraza, bien está lo que bien acaba. El precio algo subido.