Las Torres

Visita a Huesca y comida en Las Torres. Local en una zona moderna de la ciudad, de esas zonas sin personalidad, que lo mismo es Huesca que otro lugar.

Local en dos plantas, la planta baja tiene dos espacios con mesas algo juntas de más, lo que casi permite participar de las conversaciones de las otras mesas aunque no quieras, y una planta superior dónde se estaba celebrando algo con mucho entusiasmo y niños correteando, quizá una convención de correpasillos.

La planta baja, donde nos ubicaron, con una decoración algo kitsch, bueno kitsch del todo.

Como digo, mesas algo juntas y poco espaciosas y sillas incómodas -un poco estrechas-. Bien puesto todo, eso sí, y copas adecuadas. Bueno, la del agua es un vaso dorado a juego con la decoración del local

Las Torres ofrece una carta, un menú de temporada a 50 euros y un menú degustación a 60 euros, que es por el que nos decidimos, sin saber nada de su composición.

Empezamos con unos aperitivos, comunes con cualquier decisión de menú, que nos presentaron pinchados en unos palillos largos: una patata negra canaria y en el otro salmón ahumado.

Seguimos con más aperitivos: un buñuelo de cocido, un polvo de chocolate y ¡chorizo! con peta zetas, bueno, una esencia de chorizo debía llevar, queso rosa con palomitas y una cebolla con pimiento líquido, algo picante.

El pan: blanco, otro con tomate y otro con aceituna negra. Buen pan.

Y unos bastoncitos con parmesano

Empezamos con el menú
Huevos con trufa negra y crujiente de patata. Muy sabrosos
Gamba, su ajillo y una especie de arena de cigala.
Garbanzos negros con rabo de cerdo ibérico. Casi me atrevo a decir que fue lo mejor de la comida.
Un plato doble:
A la izquierda un calamar -no recuerdo con qué estaba acompañado- (el calamar algo duro)
Y a la derecha del plato unas alcachofas con foie y salsa de mostaza, muy buenas.
Un dentón con una ensalada de col lombarda.
Y la carne fue un solomillo de cordero relleno de morcilla. El cordero no lo probé, pero la morcilla excelente.
Dos postres:
Una naranja en diferentes texturas a la derecha y a la izquierda una tarta de queso con coco y helado de mango.
Los petit-four que acompañaban al café e infusiones
El café, bien
Y la infusión de menta natural

Bebimos un Celler Batlle 1998 de Gramona y, como sólo había una botella, completamos la comida con un champagne rosado Alfred Gratien , recomendado por Rafael -perfecto, dirigiendo la sala-. De saberlo, habría sido mejor alterar el orden, ya que el champagne estaba bastante más punzante. El Celler Batlle, excelente.

Aquí con fotos
http://felixthefox.blogspot.com.es/2014/02/las-torres.html

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