¿Será su lema?

El local no vale gran cosa. Ni siquiera llega a transmitir el aire de planta baja del Cabanyal que consiguen otros. Falta decoración a esa sala en la que caben a lo sumo seis mesas. Sillas de anea que se clavan. Servilletas de papel y carta basada en tapas y otros platos por encargo. Marcas de vinos más que suficiente para este local en cuanto a tintos y algo pobre en blancos. Copas adecuadas.

Lo que sí tienen es producto, aunque su dueño se encargue de mutilar. Un tipo con experiencia y muestras de buen hacer. Va por delante de la jugada, pero eso no es siempre sinónimo de acierto. Se empeña en ofrecerte medias raciones. Al principio creímos que se trataba de esa honestidad que se suele dar en el norte. Pero claro, ahí sucede cuando ven que te embalas al elegir. Cosa que aquí es invertida, te lo ofrece de inicio. Luego ves esas medias raciones y piensas... ¡Caramba! eso es que nos ha visto un par de pijos. Pero luego sigues observando y la conclusión que sacas de una manera más retorcida, pero lógica por otra parte, es que lo que quiere es estirar su producto para todo el fin de semana.

- Ortiguillas de mar rebozadas. Cuatro minis con el sabor justo a mar. Poco atractivas a la vista.

- Patatas bravas. Muy buenas, nos hubiésemos comido la ración entera.

- Pulpo a la gallega. Bien.

- Calamar de playa plancha. Con el sabor esperado, aunque algo tirante quizá por un tiempo de plancha excesivo.

- Sepietas sucias. Exquisitas. De bocado, por lo que decidimos comerlas en dos tiempos.

- 1 Anchoa. Carnosa y perfectamente limpia.

Producto fresco, bueno y escaso por esa extraña razón comentada antes. Sin gracia en la presentación. La sepieta la tuvimos que añadir visto lo visto, y la anchoa era algo que me quería permitir en el plano personal para comparar.

Pan acartonado que nos impidió mojar en los deliciosos aceites del calamar y las sepietas.

No tomamos postre, porque igual nos sacaba un flan con dos cucharas. De hecho a la mesa de seis de al lado les sacó tres para compartir ¡De traca!

El vino fue un godello Neno Viña Somoza 2013, que aunque ya lo conocía, me dejé aconsejar ante mi duda con un xarel.lo del Penedés. Acierto, cada vez me gusta más. Muy pendiente el hombre del llenado de copas hasta que nuestra velocidad requirió de ponerla a mi lado. Botella que fuimos alternando con otra de agua de medio litro.

Sin postres ni cafés, sí acepté un chupito de herbero ante la expectación por si venía en un dedal.

Entre platito y platito nos comentó que hacen una fideuá de fideo fino con ortiguillas y vieiras. Se me abrió el culete y puede que sea el único motivo por el que volver.

  1. #21

    Gabriel Argumosa

    en respuesta a Otilio Haro
    Ver mensaje de Otilio Haro

    Tu mujer por dedución, es una mujer inteligente.

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