Un anhelo cumplido

Para todos aquellos que nos auto-diagnosticamos como “caza-restaurantes” siempre existen lugares que ejercen una potente atracción sin ni siquiera haberlos visitado aún. Bien sea por los comentarios leídos en la red, bien sea por haber oído hablar de ellos a otros “enfermos de la gastronomía”, bien sea por haber visionado algún documental en la televisión… sea por lo que sea, son restaurantes que despiertan el gusanillo y a los que tienes claro que, más pronto o más tarde, acabarás visitando. Daluan, en la monumental población de Morella, siempre ha sido uno de esos lugares. Las valoraciones vertidas en diferentes portales de gastronomía por comensales aficionados a esto del buen comer, reportajes vistos en la televisión y juicios altamente favorables de amigos a los que yo mismo había enviado a testear el lugar sin conocerlo de primera mano ejercían tal ansia que ni la mismísima pandemia que tan significativamente está alterando nuestras vidas ha podido contener.

Nos acercamos a Morella casi exclusivamente para comer en Daluan. Sensaciones enfrontadas nos invaden durante el largo desplazamiento hasta Morella y, especialmente, cuando llegamos a la capital de Els Ports. Por una parte, la alegría de revivir aquella ilusión que genera cualquier viaje, el placer de conducir y alejarse de la cotidianeidad y, por momentos, una falsa sensación de que todo vuelve a ser igual que antes de la irrupción del virus. Por otra, la tristeza de llegar a una ciudad de aspecto fantasmagórico, con multitud de comercios cerrados, sin encontrar apenas transeúntes por sus calles y, los pocos que somos, con el rostro oculto tras la mascarilla y cambiándonos constantemente de acera para evitar el acercamiento con los demás. Muy triste.

Esa pena se nos olvida con sólo cruzar el umbral de la puerta. Encontramos el restaurante en una callejuela muy estrecha donde resulta cuasi imposible que lleguen los rayos del sol. En la puerta nos recibe cordialmente Avelino, propietario del negocio, que nos encamina directamente a las escaleras pues, en la parte de abajo del local, no existe un salón interior. Únicamente vemos una terraza cubierta que ocupa prácticamente el ancho de la calle. La sala principal la encontramos en el piso de arriba. Se trata de un pequeño salón decorado con un estilo un tanto ecléctico, pero que rezuma sosiego y confort. Se combinan elementos rústicos como la bóveda de ladrillo cara vista o el pavimento de madera con otros más contemporáneos como los muros acolchados o una acertada iluminación blanca y abundante que suple la carencia de luz natural provocada por la estrechez de la calle a la que dan los ventanales.

Aunque existe la posibilidad de pedir “a la carta” optamos por la opción de menú degustación Tierra que ofrece unos snacks de bienvenida, cinco aperitivos, un plato principal a elegir, prepostre y postre por 42 €. No lo dudamos ni un instante.

Como inicio de la comida nos muestran unas trufas negras que acaban de recibir. Sabíamos de la pasión y el buen uso que se hace del hongo en esta comarca y, en particular, en esta casa. A pesar de ello, no esperábamos encontrárnoslas en el menú pues apenas se acaba de abrir la temporada. Nos alegra que ya las haya. Nos laminan unas lascas (abundantes) y las riegan con un aceite de oliva de La Finca Varona la Vella de la cercana localidad de San Mateu. Nos invitan a tomarlas con pan y sal maldon. Nos sorprende el intenso aroma que impregna toda la sala. Mucho más tenue el sabor de éstas. Además de la trufa, nos sirven unas ricas mantequillas (tomate, romero y tomillo) y unas aceitunas encurtidas. Más tarde nos ofrecen un poco de caldo de olla morellana, perfectamente desengrasado, pero de potente sabor y a una temperatura muy acertada como reconstituyente en días fríos que son los predominantes en esta comarca durante el otoño y el invierno. Empezamos muy bien.

A los snacks de bienvenida le siguen cinco ricos platos que se sirven en emplatado individual y que constituyen ya de por sí, cinco potentes raciones. Al turrón de queso tierno con higos, que resulta sorprendente por su concepto, textura y temperatura, le sigue la deliciosa milhojas de foie y cecina con las compotas de temporada que, a la postre, resultará ser uno de los puntos álgidos de la comida.

Tras éstos, nos sirven un tataki de gamo, macerado al tomillo y romero con cebolla roja y trufa que encontramos demasiado frío (plato más bien veraniego que ahora se podría servir atemperado) y un dúo de croquetas (la croqueta morellana y la cremosa de jamón) perfectas en su ejecución. Finalizamos el momento de entrantes con un clásico: cremoso de patatas con yema de huevo y trufa que, no por estar ya muy visto, deja jamás de agradar y proporcionarnos grandes dosis de placer. Destacable la sedosidad del puré y el perfecto punto de cocción de la yema.

Llegados a este punto percibimos que ya vamos bastante justos en cuanto a capacidad de ingesta. A pesar de ello recibimos con ganas los platos principales: cordero lechal al horno, en mi caso, y carrillera de ternera y cremoso de patatas para quien me acompaña. Cocina auténtica, tradicional, contundente… sin concesión alguna a la modernidad, ni falta que le hace. Destacable la melosidad extrema de las carrilleras y las deliciosas guarniciones de uno y otro plato.

En el apartado dulce nos sirven un vistoso Magnum de té de roca que, en cierto modo, nos ayuda a bajar la sensación de hinchazón y que nos refresca el paladar y el postre propiamente dicho que cada uno ha elegido. En mi caso, una tarta de queso casera (horneada y sin compotas) a la que nada se le puede reprochar.

En el apartado de bebidas se pidieron una 1906 de estrella de Galicia, varios refrescos, una botella de Coto de Hayas garnacha centenaria y unos cafés. La carta de vinos reúne un número adecuado de propuestas sin tocar referencias de alta gama pero con una representación significativa de las principales zonas vinícolas del país. Buenas copas para el servicio.

Trato exquisito por parte de Avelino, quien nos despide en la zona de abajo, y, especialmente, el recibido por Jovita, su mujer, que, en compañía de una única persona, se encargan del servicio de todas las mesas de la sala. Amabilidad, eficacia, simpatía y buen hacer que vienen a reforzar aún más una experiencia altamente placentera. Si a ello le sumamos la excelente relación calidad-precio, no les quepa la menor duda de que las altísimas expectativas con las que nos sentamos a la mesa quedaron suficientemente saciadas y bien justifican futuros desplazamientos hasta Morella para disfrutar de un lugar así.

  1. #1

    Joan Thomas

    Excelente comentario. Un rayo de sol entre las brumas actuales.
    Saludos

  2. #2

    PepeGarcia

    Muy buen comentario. Me alegra que os gustara, es mi restaurante "de cabecera" en Morella. Siempre que voy, me encuentro como en casa. El trato por parte de Jovita y Avelino siempre es excelente. Un saludo.

  3. #3

    Antoni_Alicante

    en respuesta a PepeGarcia
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    Estaba seguro que me gustaría. Siempre he leído y he oído hablar muy bien de él. Próximamente: ¡Atalaya!

  4. #4

    PepeGarcia

    en respuesta a Antoni_Alicante
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    Seguro que también te gustará! Un saludo

  5. #5

    Antoni_Alicante

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    Me gustó, querrás decir. Ya estuve. Próximamente mi valoración, me refería.

  6. #6

    PepeGarcia

    en respuesta a Antoni_Alicante
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    Ah, pensaba que el próximamente era porque ibas a ir pronto. No te habia entendido.

  7. #7

    Aloof

    el grande de los grandes (en el maestrazgo)no hay ninguno "pequeño".buena eleccion.y gran disfrute.saludos.

  8. #8

    Abreunvinito

    Unos cracks están hechos Avelino y Jovita.
    Uno de esos sitios que recomendarías siempre porque sabes que van a disfrutar quien vaya.
    Excelente comentario, Toni, como siempre; me atrevo a pedir que subas fotos ahora que salimos menos.
    Morella y Almansa merecen visita aunque sea ir a comer y volver. Bien sabes donde hay que comer en cada sitio.
    Saludos

  9. #9

    Antoni_Alicante

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    Lo pasamos genial. Lo de subir fotos no lo pruebo desde hace años. Antes era bastante complicado y no lo intenté. Quizás a la próxima.

  10. #10

    Abreunvinito

    en respuesta a Antoni_Alicante
    Ver mensaje de Antoni_Alicante

    Te tomo la palabra.
    (Necesito reforzarme en la idea de que suba las mías).
    Saludos

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