Desencanto

Segunda visita. Noche poco ocupada, cuatro mesas aparte de la nuestra. Eramos dos personas. Camareros dedicados a parlotear con amigos y conocidos en vez de atender las mesas. Solían tener cerveza de trigo. La pedimos y el camarero me mira como a un marciano, ¿cerveza cómo? Bien, la han tenido, la he bebido, pero lo dejo correr. Pedimos cerveza AK Damm. Leo con detenimiento la carta y pedimos una ensalada de pollo en donde se detalla que no lleva pimiento ni cebolla cruda, a las que soy intolerante y que no puedo comer. También un guacamole y un plato de croquetas. Aceptamos pan porque estamos hambrientos y el servicio es lento. Al llegar la ensalada, aprecio que está sepultada por pimiento y cebolla crudos. Hablo con la camarera. ¿Y esto? "Sí, bueno, es que no lleva la salsa que dice la carta, tenía que haber preguntado" ¿Tengo que preguntar si me vais a traer lo que dice la carta o lo que rota al cocinero cada noche? Segunda tapa sin incidentes, pero el guacamole estaba elaborado con infinitos pedazos de cebolla cruda. Ojo al pan: dos rosquillas y dos pedacitos de baguette del día de antes, CINCO €
Salimos escopetados sin postre ni café, nuestra cartera peligraba...

  1. #1

    Craticuli

    Incomprensible el tema de la cebolla y el pimiento, esos fallos son inadmisibles, ya que mas que al gunto del comensal pueden afectar a su salud. Con la oferta que en la actualidad existe en la ciudad ellos sabran lo que hacen.
    Saludos.

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